Hoy me dirijo a ustedes con un corazón lleno de tristeza y pesar. Me he de enterado de la trágica noticia del fallecimiento del quinto migrante salvadoreño deportado. Es difícil expresar con palabras lo mucho que lo siento.
Recuerdo claramente el tiempo en el que nos conocimos, cuando tuve el honor de dirigir el primer programa en El Salvador destinado a atender a personas migrantes deportadas como ustedes, que fueron deportadas después de vivir en los Estados Unidos durante más de 15 años. Año 2015, 2016, 2017, 2018, administración Obama, Fue un momento de mucha agenda migrante que marcó mi vida de una manera inolvidable.
A medida que compartíamos historias y experiencias, pude ver y sentir de cerca el impacto profundo que tuvo regresar a su país natal. Todos ustedes hablaban un inglés perfecto, algunos incluso fueron certificados con fluidez nativa, y traían consigo una valiosa acumulación de experiencia laboral de primer nivel. Pero, a pesar de estas habilidades y logros, la ansiedad y el peso de dejar atrás a sus seres queridos en Estados Unidos los afectaron de una manera inimaginable.
Me duele saber que la ansiedad se convirtió en una carga tan abrumadora que terminó enfermándolos y, finalmente, llevándolos a un destino tan trágico. La vida puede ser extremadamente injusta y desgarradora en ocasiones, y este es un ejemplo doloroso de ello.
La ansiedad y el estrés asociados con esta transición pueden tener un impacto significativo en la salud mental y física de las personas. La sensación de estar separados de su segunda familia en Estados Unidos, además de las dificultades económicas y sociales que pueden enfrentar en su país de origen, pueden generar un gran sufrimiento.
Quiero que sepan que cada uno de ustedes dejó una huella indeleble en mi vida y en mi corazón. Su coraje y determinación para enfrentar los desafíos diarios de la vida y adaptarse a un nuevo entorno fueron verdaderamente inspiradores. Su valentía y tenacidad me han enseñado lecciones invaluables sobre la resiliencia humana y el poder del espíritu humano.
Hoy, mientras enfrento esta noticia devastadora, prometo honrar su memoria trabajando incansablemente para crear un mundo más compasivo y justo para aquellos que, como ustedes, han experimentado la dureza de la migración forzada. Trabajaré para que se escuche su voz y para que se brinde apoyo a aquellos que atraviesan situaciones similares.
Honor a Hugo, Ernesto, Ana julia, Zavaleta, José.
Mis pensamientos y oraciones están con sus seres queridos en este momento de dolor y pérdida. Que encuentren consuelo en los recuerdos compartidos y en la certeza de que su legado vivirá en los corazones de quienes tuvimos el privilegio de conocerlos.
Con profundo pesar y gratitud,
Experto en migración
Director asociación
PROMOCIÓN AGENDA MIGRANTE