“Me he sentido renacida luego de esta experiencia con la montaña. La gente que ora te da una fuerza, mi Fe en Dios, he aprendido a dejar mis asuntos en sus manos ¡que se haga Tu Voluntad! Sabía que lo que me pasaría sería lo mejor”, relató Alfa Karina Arrué a CANCHA.
En este mano a mano conocerás cómo Alfa Karina logró ser rescatada, cómo lidió con semejante imprevisto y varios detalles más.
No hay duda de que se trata de una atleta de altos vuelos, su perseverancia, conocimiento y Fe también hicieron una gran diferencia.
¿Cómo va su recuperación física y psicológica?
Físicamente ya estoy recuperándome, mis córneas me las tienen en observación. Aún tienen deformación, por protección se llenaron bastante de agua. Me han dejado una medicina, como diurético de los ojos; por esa razón es que aún de lejos veo borroso y la luz muy fuerte aún me afecta. Eso sí, nada que ver con una ceguera como la que tuve (risas) que gracias a Dios son temporales. Psicológicamente, pues muy duro, aún no pude dormir bien, suelo tener pesadillas. Creo que será un proceso largo, porque me enfrenté a cosas inesperadas. Yo estaba preparada para cualquier cosa dentro de la montaña, nunca para lo que viví.
¿Le había ocurrido un destrato así antes?
Escuché historias de terror, de mujeres quienes habían sido atacadas en las montañas por compañeros pero jamás me había pasado. Historia de violencia contra la mujer dentro del deporte, pero nunca lo había sufrido. Tantas expediciones, tanta gente... Lastimosamente fue algo que me tomó por sorpresa. Esas circunstancias me llevaron a quedar atrapada, luego sufrir la ceguera temporal que ya complicó todo lo demás. En esta montaña no aconsejan ir a dos personas, mínimo tienen que ser tres personas porque es una elevación que tiene muchísimas grietas pero la situación en la que me hallé y cómo me sentía, la amenaza que sentí... bueno quizás me hubiera ido sola arriesgándome a las grietas mas ni siquiera eso. Estaba totalmente atrapada por la montaña y por mis circunstancias físicas. Me tocó esperar, aguantar y soportar... todos los elementos negativos se combinaron para esta tormenta. Gracias a Dios y a las oraciones, gracias a la bondad de Dios estoy bien. Sentí que la montaña me estaba protegiendo de peores situaciones (risas).
¿A qué se debe que fuera encordada con sus compañeros? Eso no es usual en sus expediciones
En las expediciones de alta montaña es normal que uno vaya acordado pero en los Himalayas no, uno ocupa una cuerda fija. Uno no necesita ir afianzado al compañero mediante la cuerda. En estas montañas donde no hay cuerda fija sí necesitas ir encordada por cuestión de las grietas. El mismo día que a mí me estaban evacuando también rescataban a dos alpinistas quienes habían caído en grietas. Una iba encordada con cinco personas y a pesar de intentar sostenerla se quebró su pierna y brazo, la otra también iba encordada y lo mismo le ocurrió. La encordada es para sostenerte, pero aún así los daños son grandes, si vas en una grieta y no llevas cuerda compartida con las demás personas de la expedición inmediatamente mueres.
¿En qué zona del Denali se dio el incidente?
Todo inició desde el primer día, las malas energías, el maltrato, la agresividad; esto poco a poco se fue incrementando hasta el día en que subimos rumbo al Campamento Dos. Sabíamos que íbamos a enfrentar la tormenta, algo de lo que estaba consciente; todas las demás circunstancias obligaron a quedarme atascada antes del Campamento Dos, una zona muy vulnerable, unos 300 metros más abajo de dicho campamento. Recuerdo perfectamente todo, cada detalle. Hasta que llegué a ese punto que no podía seguir.
Era más complejo que todo esto hubiese ocurrido más arriba
Totalmente. Un amigo quien ha hecho varios ocho mil (cimas) abandonó la expedición porque intentaron llegar al Campamento Tres, por el clima... Gracias a Dios el jueves logré salir de donde estaba había una pequeña ventana de buen clima que me permitió salir de lo contrario hubiera estado tres días más con otra tormenta que llegaba. Este es un deporte ya en sí de alto riesgo, la montaña, el clima, nosotros como atletas nos preparamos para eso, las grietas, un auto-rescate. A mí me tocó salir de la tormenta porque nadie pudo llegar hasta donde estaba. Yo estoy preparada para eso, ya había estado en una tormenta, congelado los pies, perdido un diente (risas) ya he pasado por estas cosas para las que ya estoy preparada. Temí por mi vida con los factores que ya no pude controlar.
¿Logró hidratarse y comer un poco en los días que estuvo atrapada?
Pude hidratarme pero muy poco porque la tormenta era demasiado fuerte, había que salir de la tienda para poder hacer las necesidades. Esos tres días fue muy poca la comida que ingerí y muy poca agua.
¿Qué tal todo en el hospital?
Hermosísima la gente, gente muy amable, cortés, es toda la gente, también la de Anchorage, la diáspora salvadoreña. Nos han recibido con su hospitalidad, los médicos muy preocupados, viendo mis signos vitales. Todo muy bonito y agradezco mucho las atenciones de toda la gente.
¿Ya pudo comer e hidratarse normalmente?
Siempre por los riñones tomando mucha agua, tomé un café y lo sentí pesado. Mi cuerpo estuvo sometido al estrés, a la amenaza constante, eso me afectó mucho. Ya me han consentido, me han hecho unas pupusas, estoy muy contenta y agradecida.
¿Platicó ya con sus hijos?
Con la tecnología uno ya se puede ver, es un alivio (poder hablar con sus hijos). Esos días tan duros para ellos, eso me dolía mucho, sabía que estaban sufriendo mucho. Ellos no se dan cuenta de lo que me ocurre en las expediciones, hasta que vuelvo les cuento porque sé que sufren mucho. Estuve tan desequilibrada que mejor lo expresé, temí que pasara lo peor.
¿Qué complicaciones tuvo el equipo de rescate cuando intentó ponerla a salvo?
Como montañistas no se puede poner en riesgo otra vida para el rescate, no pueden subir en medio de una tormenta. A mi familia le dije que cuando pasara la tormenta iba a activar el seguro de rescate (risas) pero ellos no pudieron aguantar. Nadie puede volar ni acercarse a nadie durante la tormenta. Finalmente logré bajar al Campamento Uno donde las condiciones climáticas ya era más favorables para que ellos pudieran darme ese aliento y apoyo del C1 al Campo Base, cosa que fue vital porque aunque solo eran un poco de horas, cinco o seis horas, era un camino con cientos de grietas; aunque yo lo hiciera sola me estaba poniendo en riesgo. Acaba de subir a una tormenta ¿y me caigo en una grieta? eso no tenía sentido. Mi familia estaba muy afectada, no solo era la vista, la tormenta sino todo lo demás, querían ayudar y no podían. En esas condiciones hay que sobrevivir bajo los propios medios dentro de la montaña. Agradezco mucho al equipo de guardabosques de Denali, quienes al final estuvieron pendientes, la gente de S.O.S. de Garmin cada media hora monitoreándome, mi esposo y mi familia, gracias a la diputada Rebeca Santos y a su esposo Giovanni quienes movieron todo para comunicarse también, Yamil Bukele, la Federación de Montañismo y Escalada, mi patrocinador Cosavi que le dio luz verde a mi familia sobre gastar para un rescate privado por si no se podía activar el seguro de rescate. Toda la logística de la cancillería, de la vicecanciller, de la cónsul de Seattle, el gobernador de Alaska. Mucha gente se movilizó para estar pendiente de qué sucedía, muchos no podían acceder pero estaban pendientes, lo agradezco muchísimo. Gracias a Dios no hubo ningún gasto extra, solo los que estuvieron previsto. Este pequeño vuelo lo asumieron los guardabosques del Denali, cosa que es pagada por el permiso de la montaña. Mi vista mejoró y ya no entraba en el protocolo de rescate, pero como estaban los otros elementos de peligro y por medio de todas las gestiones diplomáticas eso ayudó a que sí se movilizaran.Tanta gente que estuvo orando, les agradezco, gracias a Dios y su voluntad puedo contar lo sucedido.
Cuéntenos un poco sobre cómo se mantenía comunicada
El Garmin es un dispositivo que funciona por medio de un satélite, uno paga el servicio; un aparato que me mantuvo con vida. Se paga una suscripción anual y mensual. Lo activo cuando estoy en una expedición. El Garmin envía la ubicación de uno al satélite con el link que se comparte (en redes sociales). Contaba también con un teléfono satelital, hice un par de llamadas a mi familia, pero todo lo del rescate fue con Garmin. Al teléfono satelital se le iba rápido la carga, con una o dos llamadas y por el clima, están hechos para el clima extremo. Me duró los cuatro días que estuve atrapada. Estos mensajes llegan al satélite y luego los envía, no se puede recibir otra cosa que no sea texto. Garmin siempre me estuvo monitoreando, se comunicaron con gente cercana en otros campamentos, se comunicaron con otros guardabosques por cualquier acción que se tuviera que tomar.
¿Hubo otro grupo cerca escalando el Denali?
En ese momento sólo íbamos nosotros. Luego viendo las redes sociales de otros alpinistas pude constatar que luego anduvo cerca de mí, como a 200 metros y también estaba atrapado en la tormenta; el viernes tuvo que bajar porque las condiciones no lo permitían. La gente que no conoce el deporte critica, pero es una madurez para decir: “yo regreso, la montaña ahí va a estar”. La sabiduría para detenerse.
¿Cuándo habría una respuesta definitiva de las acciones legales tomadas por su persona?
Todo eso ya está en marcha, desde que empecé a mandar los mensajes ya las autoridades han tomado cartas en el asunto (no hay fecha definida).
¿Lo ve difícil volver al Denali?
Lastimosamente no podré regresar por mis córneas, debo estar con el medicamento una semana y luego ir al especialista. Estas lesiones si uno no las trata se puede volver permanentes y es algo que no queremos (risas). He tenido muchos recibimientos para mi salud psicológica, tomo acciones positivas para que esto siga adelante y bien. Primero Dios en la siguiente temporada o en un futuro el Monte Denali. Las montañas siempre están ahí, nosotros somos los efímeros, como dicen las abuelitas: “hay más tiempo que vida”.
¿Cómo queda el panorama rumbo a K2?
Es un tema tan duro. Yo ya estuviese haciendo las maletas (risas) ya saben cómo soy, esa pasión por la montaña. Tengo que esperar al aval médico, el psicólogo. K2 es la montaña más peligrosa del mundo, una montaña de 8 mil metros, el 70% del éxito es mental. No puedes ir en condiciones psicológicas débiles, no puedes arriesgar tu vida de esa manera. Está mi familia, ha sufrido mucho, no quiero someterlos a más sufrimiento. Yo no sufro, todos quienes dependen de mí y yo depende de todos ellos. Son decisiones duras, no puedo dar una respuesta absoluta, dependerá de cómo se desarrollen las cosas.
¿Ha servido esta experiencia para ajustar algo de poder ir al K2, tomar nuevas precauciones?
Totalmente. La decisión en esta expedición no fue contratar una empresa, tampoco un guía, sino ir con compañeros, como montañistas independientes o “montañismo puro”. Que uno sea autónomo en la montaña, eso es mucho más difícil; no quiero decir que ir con la compañía es fácil porque tiene su dificultad. Uno se encarga de toda la logística, decidí hacerlo de esa manera, mientras más difícil es mejor entreno para mí. En otra ocasión tuve problemas de falta de entreno de compañeros, falta de salud, que afectó la expedición. Hoy después de esto, todo lo que vaya en adelante será con guías y compañías certificadas. Ya no quiero arriesgarme a enfrentar cosas de carácter, malas acciones y malas decisiones que otra persona pueda tomar.
¿Cuáles otras lecciones puede rescatar del Denali?
Me di cuenta que soy más fuerte de lo que pensaba, todavía no conozco mi fuerza. Soy más fuerte de lo que he pensado, deberé explorar mis límites de manera positiva. Me ha dado tristeza, es la montaña más hermosa, Denali está en mi lista para volver. Fue hasta bondadosa conmigo, me protegió daños peores. Si soy más fuerte de lo que pensé que era...
¿Qué consejos le daría a una colega para ir al Denali?
Yo ya sabía que junio tiene mejor clima, mayo sabía que estábamos aún en clima de tormentas, pero por mi itinerario con K2 no podía posponerlo. Si está planeando hacer Denali que lo hagan en junio para asegurar un buen clima, tampoco es que esté muy soleado pero habrá menos tormentas (risas). Que no nos quedemos calladas, cuando una mujer habla de algún abuso siempre se le trata de victimizar y hasta revictimizar, decir ¿por qué estabas ahí? o ¿por qué escogiste a esos compañeros? y se quita la responsabilidad de los reales hechores. Por eso a veces las mujeres nos quedamos calladas ante la respuesta de la sociedad. Es importante no quedarse callada y exponer estas situaciones, el machismo es tan duro que llega a matar, o poner tu vida en riesgo. Que sigamos rompiendo brechas, se nos han negado por tanto tiempo tantas cosas, creo que la humanidad necesita entrar a una etapa de madurez, no solo en discurso sino en acciones diarias. Tengamos coraje, somos capaces.
¿Esperaba a que los elementos fueran tan retadores?
Cada día era casi un metro el que caía, cada día. En tres días quedamos por completo soterrados, hubo un momento donde pensé que podíamos morir porque no mirábamos la luz, escarbábamos y seguía la nieve sobre nuestras cabezas. Pero fue por la parte tan vulnerable donde estábamos, en una pendiente, todo el viento arrastraba la nieve, el riesgo de una avalancha era muy alto. Estábamos en esta bajada y luego había una grieta, si había una avalancha íbamos directo ahí pero gracias a Dios no ocurrió; de lo contrario no nos iban a encontrar si eso pasaba. Había demasiada nieve, y por eso flaquee un poco, un cuarto día esta inclinación no iba a soportar tanto, y es ahí donde se hace la avalancha; pero no pasó.
¿Qué vehículos se ocuparon para su rescate?
Yo estaba como a 300 metros del Campamento Dos como a 3,100 metros, bajé al Campamento Uno, como unos mil metros. De ahí al Campo Base me trasladaron en helicóptero, que fue un vuelo de cinco minutos, caminando eran como cinco o seis horas. Ya en el Campo Base llegó una avioneta, que salió del pueblo de Takeena (siempre en Alaska) y luego de regreso; uno paga ese boleto para que lo lleven a uno. No hay manera de llegar a Denali que no sea en avión, es inhóspito y está lejísimos (risas).
¿Cómo ha sido el financiamiento de sus fogueos?
Agradezco a mi patrocinador oficial: Cosavi. Después de que regresé del Everest ellos toman el patrocinio, ellos han costeado los gastos de mis entrenos, todo tema de seguros, viajes, alimentación, comunicaciones, todo lo que implica una expedición, permisos también. Gracias a Dios no hubo necesidad de gastos extra. Que la gente no se preocupe porque dicen "mis impuestos", pero ni un solo centavo se han tocado de los fondos públicos, en ninguna de mis expediciones tras el Everest, es decir desde agosto de 2022.