El consumo de aceite de oliva protege contra la inflamación, estrés oxidativo y riesgo cardiovascular, con base a las evidencias científicas; de manera que, es rico en polifenoles y carotenoides, las cuales tienen diversas propiedades beneficiosas para la salud y destacando su capacidad antioxidante.
Precisamente, al consumir una ensalada verde con aceite de oliva virgen extra, se está ingiriendo y absorbe grasas insaturadas; es decir, el tipo de grasa que se conoce como “buenas”, que brinda la protección frente a la inflamación, los niveles de colesterol alto y para disminuir la presión arterial.
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Y es que la ciencia aún sigue investigando otros beneficios del aceite de oliva, como la posibilidad de usarlo contra algunas infecciones causadas por bacterias, en particular la Helicobacter pylori, cuyo germen causa una inflamación gástrica crónica, que generalmente se adquiere en la niñez y los síntomas se empiezan expresar en la persona adulta.
Si bien se sabe que existen pruebas preliminares que podría ser eficaz para eliminar y neutralizar la bacteria, a pesar de haber fallas en la erradicación de la misma, porque algunas personas tienen cepas que son resistentes a los antibióticos y no se cumplen adecuadamente con los tratamientos.
Ante ese problema, en distintos países, como Estados Unidos, España y la Argentina, que buscan y se encargan de desarrollar e incorporar nuevas terapias que estén basadas en extractos de plantas.
Un estudio realizado por las investigadoras de la Universidad Nacional de San Luis y la Universidad Nacional de Cuyo, quienes evaluaron “el efecto in vitro del aceite de oliva virgen extra”, como una totalidad y también a dos de sus compuestos en particular (el hidroxitirosol y la oleuropeína) contra dos cepas de la bacteria Helicobacter pylori.
“Los probamos por separado, pero el resultado que obtuvimos no tenía comparación respecto del aceite de oliva conjunto a todos sus componentes. Vimos inhibición, pero con el aceite de oliva puro, el extra virgen, vimos una inhibición mayor que con los compuestos por sí solos”, reveló Andrea Celeste Arismendi Sosa, becaria postdoctoral del Conicet en la Universidad Nacional de San Luis.
En ese sentido, el hidroxitirosol (polifenoles) y la oleuropeína (fenólico amargo) son componentes principales y naturales del aceite de oliva, que tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, reduciendo el estrés oxidativo y la activación de células inflamatorias.
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Dicho estudio comprobó que el aceite de oliva no solo la expulsa a la bacteria del organismo y frena la infección, sino que causa su muerte; de igual forma, las investigadoras admitieron que faltan más pruebas para tener certezas. “Se necesitan más investigaciones para establecer el
mecanismo de acción del aceite de oliva como agente antimicrobiano natural para el tratamiento de infecciones gástricas por H. pylori”.
Por lo pronto, Arismendi Sosa realizará una estancia científica en Canadá y buscará nuevas formas de inhibir Helicobacter pylori, ya que el objetivo a futuro es reutilizar compuestos de la producción olivícola que son residuales de las industrias, pero que muestran propiedades químicas importantes.