Mucha gente se ha deleitado viendo bailar a “Robotina” en el parque Libertad de San Salvador. Con sus peculiares movimientos de pelvis, esta madre de familia originaria de Berlín, Usulután, se ha ganado la admiración del público que llega a esa plaza del Centro Histórico de San Salvador, así como el de los cibernautas que la ven a través de diferentes plataformas digitales.
Sin embargo, detrás de ese aspecto alegre y bullanguero, se esconde una triste historia.
Nohemy Mejía, nombre real de la famosa bailarina, ha revelado a diferentes medios, algunos pormenores de su vida, los cuales, según ella no ha sido nada fácil. Entre esas situaciones difíciles está la pérdida de un hijo. Ese dolor le provocó el padecimiento de epilepsia.
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Han sido esos episodios los que la convirtieron en una mujer de carácter fuerte y la que la hecho ver al mundo de una manera distinta.
“Lo que deseo no son riquezas, sino la paz interior. Si usted está tranquilo y vive en un rancho viejo, usted es más feliz”, dijo la bailarina al canal del YouTube de Ernesto López. “Pero una persona puede tener una mansión, pero si su conciencia la tiene remordiéndole no duerme”, añadió.
Nohemy también expresó que su niñez no fue de color de rosa, como la de muchos. Asimismo, detalló que debido a la epilepsia que padece no tuvo oportunidades de trabajo.
“Mi niñez fue dura, porque fui la Cenicienta, fui maltratada por mi familia y mi madre falleció cuando yo era una niña”, comentó la danzante.
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“Robotina” muchas veces ha sido objeto de criticas y de señalamientos, los cuales, según ella, están lejos de realidad. En la propia plaza y en redes sociales, por ejemplo, se ha difundido el rumor de que ella se dedica a la prostitución. Según ella, esas especulaciones se deben a la morbosidad e ignorancia de personas malintencionadas.
“Muchos confunden el baile con el sexo, pero uno tiene que poner el respeto. Yo uso eso (el baile) como una terapia sicológica y para desahogarme”, expresó Robotina.