Desde ayer, el precio de la gasolina subió de nuevo, llegando hasta $4.50 el galón del combustible especial, y el costo se mantendrá durante la temporada de Semana Santa hasta el próximo 17 de abril. Lo anterior le pone más presión a la economía familiar que sufre desde hace meses el incremento gradual de los precios en los productos de la canasta básica, siendo los hogares más pobres los que reducen la ingesta de alimentos, a raíz de la crisis económica, según reveló una encuesta reciente de la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (Fundaungo).
Los esfuerzos del gobierno parecen no tener mayor incidencia en aliviar el bolsillo de los salvadoreños, por lo que partidos de la oposición han presentado varias propuestas para enfrentar la crisis económica, pero han sido rechazadas por el oficialismo.
Al respecto, el economista Rafael Lemus señala que el Ejecutivo tiene en sus manos la solución: trasladar los millonarios recursos destinados al “fracasado Bitcoin” y redirigirlos a las familias que más resienten el golpe de los altos costos económicos que generan el alza de la gasolina, ya que repercute en la subida de precio de los alimentos más primordiales.
Precio de gasolina sube en vacaciones
“Así como se reventó más de dos millones de dólares en bitcoin, por qué no deshace esa inversión, recupera lo que pueda, y se lo destina a los hogares más pobres”, afirmó.
El experto considera que sería una forma de compensar a las familias su situación, de una forma más directa y no con medidas que al mismo tiempo benefician a los que no lo necesitan.
“La medida consiste en hacerles transferencias de dinero a los hogares de mayor pobreza. Esto es para evitar que se pase a situación de pobreza extrema o caigan más hogares en situación de pobreza. Ahí blinda que ese grupo entre a esa frontera de hogares en pobreza extrema u hogares en pobreza”, recalcó Lemus.
Valora que debe ser una medida urgente la que debería de tomar el gobierno, ya que la población está experimentando un costo bien fuerte que afecta su calidad de vida, si se suman los altos precios que se han ido acumulando entre 2021 y 2022, esto implica una pérdida de su capacidad de compra de alrededor de 25 puntos.
En marzo del año pasado, el gobierno instauró dentro de 11 medidas paliativas, la suspensión de dos impuestos a los combustibles, que significaron una reducción de $0.28 centavos por galón de gasolina y $0.10 centavos para el diésel, pero desde diciembre de 2022, el beneficio fue suspendido y de nuevo los salvadoreños ven como cada día sus ingresos no alcanzan para costear lo mínimo en sus hogares.
Ante esta realidad, los partidos de oposición han presentado en varias ocasiones iniciativas de ley para suspender o eliminar el IVA, por ejemplo, en los alimentos de la canasta básica o en las medicinas, sin embargo, sus propuestas no han sido tomadas en cuenta por la bancada oficialista en la Asamblea.
Durante cinco ocasiones la bancada de Nuevas Ideas se ha negado a contribuir en la reducción de impuestos en los productos de la canasta básica, por el simple hecho de que las solicitudes de reformas o decretos han venido de grupos de oposición. Las solicitudes de eliminar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) también han sido ignoradas, simultáneamente, por los parlamentarios del oficialismo y de sus partidos aliados GANA, PCN y PDC.
La primera de ellas fue en septiembre de 2021 cuando la diputada de VAMOS, Claudia Ortiz, propuso un decreto transitorio para eliminar el IVA a los alimentos de la canasta básica y a otros artículos de primera necesidad durante un año.
El Salvador todavía afrontaba las consecuencias de haber estado un año antes en confinamiento por la pandemia y con la actividad económica parcialmente inactiva. Desde agosto de ese año, las alarmas estuvieron encendidas debido a que la inflación había subido cuatro veces más desde enero.
Comercios, restaurantes, hoteles y construcción son los rubros que han creado más empleo este año
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) pasó de 0.27% en enero a 4.3% en agosto, es decir que en ocho meses de 2021, el costo de vida de los salvadoreños se cuadruplicó.
En mayo de 2022, el FMLN solicitó exonerar de manera indefinida el Impuesto a la Transferencia de Bienes Muebles y a la Prestación de Servicios (IVA) a los productos de la canasta básica, insumos agropecuarios y a medicamentos para tratar enfermedades crónicas. Y es que en el primer trimestre de ese año el costo de la canasta básica superó los $220. En junio del mismo año, la fracción de ARENA se unió a la lista de partidos que solicitaban la exoneración del IVA a los productos de la canasta básica.
“El aumento de precios de alimentos está fuera de control, es un factor de riesgo doble, amenaza con generar más pobres en el país y hasta una crisis alimentaria. Este último factor, depende de la cosecha de granos básicos de los próximos meses”, rezaba parte de la iniciativa.
La propuesta no fue considerada por el oficialismo. Aún así en febrero de ese año, la fracción interpuso otra pieza con el mismo propósito, más la suspensión por dos meses de la contribución especial para la estabilización de las tarifas del servicio de transporte público de pasajeros de tipo colectivo y masivo llamado COTRANS.
Iniciativas de partidos de oposición
En marzo pasado, el FMLN propuso exonerar del IVA la canasta básica. El diputado de ARENA, Mauricio Linares, presentó el pasado 30 de marzo una iniciativa para crear la “Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional” en El Salvador, como respuesta a lo que consideran una poca aplicabilidad de la creación del Fideicomiso para la Soberanía Alimentaria y Rescate del Sector Agropecuario, impulsada por el mismo oficialismo. A la fecha, ninguna de esas mociones han sido tomadas en cuenta.
La crisis alimentaria de 2022
Un estudio presentado en marzo pasado por Fundaungo, reveló cifras alarmantes sobre el modelo de alimentación reciente de los salvadoreños.
Para 2022, algunos habitantes tuvieron que pasar por alto algún tiempo de comida o reducir a diario la cantidad de alimentos servidos en su mesa.
La encuesta dice que en los últimos tres meses, el 73% de salvadoreños dejó de comprar algunos alimentos por el aumento de precios; el 58.3% redujo la cantidad servida en cada comida; el 69.9% dejó de comprar al menos una vez carne, pollo o pescado; el 53.7% dejó de comprar frutas o verduras; el 37.8%, granos básicos; y el 18.2% de los hogares se quedaron sin poder realizar un tiempo de comida al menos una vez al día.