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El esplendor de las catedrales, patrimonio del cristianismo

Las catedrales e iglesias atesoran pinturas o vitrales, algunas creaciones maravillosas como los de Chartres o la Sainte Chapel de París, que iluminaban los internos, creando un ambiente que en muchas sobrecoge por su belleza. Y sobre la entrada se colocaban rosetones que combinan cristal y exquisitos entramados de piedra.

Por El Diario de Hoy |

Las catedrales y grandes iglesias de la cristiandad son, al lado de los templos egipcios, griegos y romanos, las construcciones más hermosas de la humanidad, algunas de una incomparable belleza gracias a sus altares, sus pinturas y sus mosaicos, sus hermosas capillas que, en el caso de la Sixtina del Vaticano, decorada por Miguel Ángel y otros artistas, son uno de los inmensos patrimonios de nuestra civilización.


En un momento de la historia de Occidente hubo un intento de vetar la representación de figuras, santos y del mismo Dios, como se prohíbe en las mezquitas musulmanas y las sinagogas —aunque la humanidad es imagen y semejanza de Dios según la Biblia—, a lo que se agregan las parcas decoraciones de templos budistas y sintoístas, limitados a colocar una figura del Buda o un Mihrab, el decorado punto con arabescos que señala la dirección de La Meca.


Las mezquitas sólo muestran, en las distintas formas de escritura árabe, pasajes del Corán, lo que llevó a la destrucción de los gloriosos mosaicos de Santa Sofía cuando Mehmet hizo su entrada triunfal en Constantinopla, renombrada Estambul.

El esplendor que tuvo el interno de Santa Sofía se conserva en la Catedral de San Marcos en Venecia y en Monreale de Sicilia.


En toda la cristiandad hay catedrales (llamadas así por ser la cátedra, asiento de un cardenal u obispo), iglesias y capillas de peregrinación, la mayoría embellecidas por fieles que contribuyen para lograr ese efecto.

En la Edad Media la catedral o la iglesia era el lugar de congregación de los pobladores o de cada uno de los barrios, el único sitio, por así llamarlo, de encuentro. Los curas, los párrocos, los obispos pronunciaban sus sermones además de celebrar la misa.


Se quemaba incienso porque representa las oraciones que suben hasta Dios, como recita el salmo 141 —pero se dice que también para disimular el terrible mal olor del gentío, que raras veces se bañaba—, una costumbre que en la actualidad se acentúa con el Botafumeiro de la Catedral de Santiago en Compostela, donde los fieles pueden subir atrás del altar y abrazar la efigie del santo. A la entrada de la Catedral está el Pórtico de la Gloria, obra del maestro Mateo…


Con vídeos, YouTube o viajando conocemos las creaciones de la fe

Las catedrales e iglesias atesoran pinturas o vitrales, algunas creaciones maravillosas como los de Chartres o la Sainte Chapel de París, que iluminaban los internos, creando un ambiente que en muchas sobrecoge por su belleza. Y sobre la entrada se colocaban rosetones que combinan cristal y exquisitos entramados de piedra.


La primera catedral gótica fue la de Saint Denis, en un suburbio de París, donde están sepultados la mayoría de los reyes de Francia. El Gótico reemplazo el Románico, donde la composición espacial predominaba sobre el realismo.
Francia, Italia, Alemania y muchos otros países europeos cuentan con templos, catedrales y santuarios cuyos muros, a través del arte y escenas de la Pasión de Cristo o los martirios de santos, sirvieron para enseñar doctrina e historia sacra a poblaciones que hasta el siglo XIX eran en su inmensa mayoría analfabetas.

Las grandes catedrales, Nuestra Señora en París, Rouan y Reims en Francia, la Catedral de Sevilla (donde reposan los restos de Cristóbal Colón), la Catedral de Colonia, la Marien Kirche de Dresden, San Juan de Letrán en Roma, la catedral cuyo obispo es el Papa, San Pablo Extramuros a las afueras de Roma…todas son la gloria de la cristiandad…

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