La personificación de la mujer en la narrativa salvadoreña se manifiesta en tres novelas ícono: “Jaraguá” (1950) del salvadoreño Napoleón Rodríguez Ruiz; “Cenizas de Izalco” (1966) de Claribel Alegría y “Aroma de café amargo” (2001) de Sandra Benítez. Ubicada dentro del género costumbrista “Jaraguá” describe en el personaje de “Loncha” -principal protagonista de la obra- la capacidad de sobrevivir de la mujer campesina de la época, desafiando a su propio destino. En cuanto a “Cenizas de Izalco” de Claribel Alegría (poeta y escritora nicaragüense-salvadoreña, nacida en Estelí, Nicaragua en 1924) presenta -dentro de una “visión cosmogónica”- a la mujer en medio del drama de las cenizas humanas de 1932 que sobrevuelan junto a las cenizas del Volcán de Izalco, faro de la tragedia social de entonces. Referente a la novela contemporánea “Aroma con Café Amargo” de la escritora autóctona Sandra Benítez, relata a la mujer ante el drama social como el de la migración que surge del campo y las ciudades, donde el fin del personaje es siempre sobrevivir al mañana. Sobre estas obras se presenta este día en Plaza Kalpataru (6:30 p.m.) un conversatorio a cargo de Juan Fernando Villafuerte, doctor en Literatura Comparada y ex profesor de la Universidad de Bonn (Alemania) y Emilio Delgado, doctor en Teoría Literaria de la Universidad Autónoma de Madrid, autor de “Teoría de la novela latinoamericana.” <palabrasbalaguer.facebook.com>
Hoy: "Mirada a la mujer en la literatura salvadoreña"
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