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No se aflijan, mis cheros; “la solución de los males son más préstamos...”

En ningún momento el régimen piensa que es imprescindible reducir gastos y “apretarse el cincho”, como cualquier hijo de vecino hace al encontrarse en apuros. Y no le importa porque quien se endeuda no es el grupo en el poder, sino cada salvadoreño, su familia y descendientes.

Por El Diario de Hoy |

Tres mil doscientos millones de dólares en préstamos necesita el régimen bukelista para financiar sus gastos este año, según la agencia financiera inglesa EMFI (Emerging Finance), lo que es una prueba de estar prácticamente en bancarrota, partiendo del simple hecho de que todo préstamo se debe pagar, aun cuando Hacienda, “la de los milagros que día a día agotan nuestra capacidad de asombro”, evidentemente supone tanto que nuestro país puede sobrevivir indefinidamente prestando dinero como cree asimismo que lo obtendrá.


Hay en esto dos hechos contradictorios: el primero y como decimos, que sobrarán entidades ávidas de prestar y prestar y prestar y seguir prestando dinero al régimen hasta que San Juan baje el dedo, a lo que se debe agregar otro hecho: que en ningún momento el régimen piensa que es imprescindible reducir gastos y “apretarse el cincho”, como cualquier hijo de vecino hace al encontrarse en apuros. Y no le importa porque quien se endeuda no es el grupo en el poder, sino cada salvadoreño, su familia y descendientes.


Pero, nada de apretarse el cincho. En medio del desmadre sigue adelante, hasta donde se sabe, la construcción de un aeropuerto en oriente —aeropuerto que ninguna línea aérea de las que operan en nuestro país— ha pensado utilizar como centro donde se llega y se sale, un “hub” regional, a menos que se hayan hecho arreglos con Aeroflot, la aerolínea rusa, para corresponder el gesto del régimen de no condenar la salvaje invasión de Putin a Ucrania. Pero nadie querrá que a nuestro suelo vengan criminales de guerra, pues delincuentes propios los hay a raudales.


La fábrica local de ocurrencias sigue pariéndolas sin descanso, siendo las dos más lustrosas de las últimas horas:

—enviar al presidente de la Asamblea a Los Ángeles y a otros diputados a Nueva York para defender el bukelismo y la reelección, esto después de las insultaderas que casi a diario se hacen aquí contra nuestro principal socio comercial;


—el plan de fijar precios a lo que se vende en La Tiendona, la gran pensada del alcalde capitalino. Fijar precios creyendo que en tal manera el costo de cualquier cosa va a controlarse es siempre no sólo irreal sino que provoca dos males peores: escasez, por un lado, y mercado negro, por el otro, a lo que debe sumarse el hecho de que nadie sabe, en un momento dado, lo que cuesta producir un quintal de frijoles o elaborar prendas de vestir, ya que día a día fluctúan.

El régimen duartista pretendió en los años 80 fijar precios de productos esenciales, entre ellos el del aceite para cocinar, experimento que por una parte causó carestías mientras por la otra condujo a un mercado negro, con el agravante de que los productos o bienes que se trafican no tienen garantías de calidad ni sanitarias.


¿Podrá el dios de los bitcoins sacarnos del tremendo problema?


Nada garantiza que el régimen, alegando carestías, despache a uno de sus allegados a comprar granos en Sinaloa, esa región de México donde opera el cartel más fuerte del país, como ya ocurrió durante la pandemia en 2020… o despilfarre más millones de dólares en bitcoin como viene haciéndolo sin rendirle cuentas a nadie.


Así opera la fábrica de ocurrencias, que más de alguno sugiere sea conocida como la de “palos de ciego”, de palos que indiscriminadamente caen sobre la gente pero, sobre todo, a aquellos que a causa de las políticas bukelianas han caído en la pobreza y que no obtendrán alivio con los “precios controlados” del alcalde.

El Imperio Romano cayó a causa de los controles de precios impuestos por Diocleciano, que castigaba con la muerte a quienes los “alteraran”…

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Economía Nayib Bukele Opinión Préstamos

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