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Educación presencial versus educación virtual

La decisión en seleccionar una modalidad presencial o virtual dependerá mucho del compromiso de quienes opten en estudiar un grado académico. De igual manera, la presencialidad demanda un compromiso y diligencia para poder sacar provecho y lograr ese triunfo profesional que muchos anhelan.

Por Luis José Samayoa |

Han pasado algunas semanas en las que el quehacer educativo retorno a las modalidades presenciales en las distintas disciplinas que se sirven en las Instituciones de Educación Superior como Universidades e InstitutosEspecializados, lo cual ha dejado muchas consideraciones a tomar en cuenta por el retorno a muchas actividades educativas a nivel presencial y lo que la virtualidad plasmo en la educación, viniendo a posicionarse en este quehacer de formación personal y profesional.


Vimos cómo una pandemia forzó de gran manera a mudar nuestras actividades de manera remota, en donde el pizarrón, los plumones, los cuadernos, entre otros utensilios, tuvieron que ser engavetados por un periodo de tiempo importante; mudarnos de un momento a otro a instancias virtuales, bajo un modelo de clases sincrónicas en donde básicamente el intermediario fue una computadora, una pantalla que generaba esa aparente conexión entre docentes y estudiantes.


Ambas modalidades poseen sus ventajas y desafíos. La virtualidad ofrece beneficios si se saben optimizar y utilizar de manera efectiva por parte de los/as estudiantes y los/as docentes ya que permite avanzar sin necesidad de movernos a un espacio físico determinado, la trascendencia de fronteras ya que, a través de un dispositivo móvil, computadora con acceso a internet, tenemos acceso al material y contenidos de las clases, sin dejar a un lado la flexibilidad y adaptabilidad de los actores, solventando necesidades y mejora en los tiempos.

La otra cara de la moneda refleja que dentro de los desafíos que muchas veces se presentan en la virtualidad tenemos por ejemplo el poseer altos niveles de disciplina y organización, contar con una conexión de internet estable para acceder a las clases y al material de estudio, la aplicabilidad no es para todos los grados académicos.


Por consiguiente, las pregunta que debemos hacernos son: ¿Nuestro sistema educativo esté preparado para la formación de profesionales en modalidad virtual? ¿Se logra mantener la misma retentiva por parte de estudiantes al recibir las herramientas y contenidos formativos por parte de los/as docentes? ¿Será que todas las disciplinas que se sirven en las IES pueden adoptar de manera indeterminada una modalidad virtual o mixta? ¿Es mejor la virtualidad o la presencialidad en nuestro sistema educativo? ¿Cómo medimos la factibilidad del aprendizaje de los/as estudiantes en la virtualidad? ¿Podríamos adoptar un sistema mixto de aprendizaje?

Las interrogantes deben fomentar en la comunidad educativa a reflexionar la factibilidad de servir una carrera en modalidad virtual, presencial o hibrida, es decir, combinando elementos virtuales y presenciales, dependiendo el grado académico que se oferte por la IES. Aunado a lo anterior, la responsabilidad de los/as estudiantes y los/as docentes en mantener ese compromiso en la formación académica dependerá en gran medida el lograr un sistema educativo que tenga un impacto de beneficio para los receptores de esos insumos que les ayuden a su desarrollo personal y profesional el día de mañana que ejerzan una profesión o un trabajo en el ámbito laboral, ya que de lo contrario ninguna modalidad será útil y seguiremos estancados en la búsqueda de la educación de calidad.


La decisión en seleccionar una modalidad presencial o virtual dependerá mucho del compromiso de quienes opten en estudiar un grado académico. De igual manera, la presencialidad demanda un compromiso y diligencia para poder sacar provecho y lograr ese triunfo profesional que muchos anhelan. Por ello, se vuelve menester que más allá de las modalidades que se sirvan en las Instituciones de Educación Superior, estas deben fomentar el compromiso que el/la estudiante adquiere cuando decido iniciar sus estudios de grado, independientemente la disciplina que opte estudiar. Recordemos tal y como el filántropo Nelson Mandela dijo: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

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