El “Test of English as a Foreign Language” es una prueba estandarizada que evalúa el dominio del idioma inglés. Está orientada a hablantes no nativos de ese idioma, nosotros entre ellos. Es aceptada y requerida por muchas instituciones académicas y profesionales de habla inglesa alrededor del mundo. La prueba se originó en la década de los sesenta en el “Center for Applied Linguistics” de Washington D.C. bajo la dirección del profesor de la Universidad de Stanford y reputado lingüista Charles Ferguson. Actualmente, el TOEFL lo supervisa Educational Testing Service (ETS) una muy conocida organización sin fines de lucro que diseña y administra las pruebas alrededor del mundo.
La movilidad social y la migración que ahora nos parecen tan comunes y corrientes, no fueron tan usuales sólo hace décadas atrás. En mi reducida experiencia vital, me parece que hasta la primera mitad del siglo pasado muy pocas familias enviaban a sus hijos a estudiar afuera. “Afuera” o “fuera” significaba -no le demos muchas vueltas- los Estados Unidos de América. Europa quedaba más lejos. Mucho más lejos. Por tanto, decir de alguien que “…estudió afuera” implicaba dos cosas ciertas en esos años: a) la persona pertenecía a un reducido círculo con posición económica privilegiada y b) esa persona hablaba inglés. Como no había instituciones educativas que lo enseñaran, estimo que las personas que hablaban inglés se contarían sólo por decenas.
La” Escuela Americana” inició una reducida operación en 1944, en la “Residencia Sagrera” de la Avenida España, como se conocía la casa de Mr. Earl Terzian y su esposa, doña Inez Feliz de Terzian. El señor Terzian, de origen armenio había llegado al país en 1939 para participar en la construcción de la carretera Panamericana y del Puente Cuscatlán. La “Escuela” nació con la finalidad principal de ofrecer educación básica a los hijos de los funcionarios de la embajada americana. Desde luego, se aprovechó la oportunidad para que aquellas familias salvadoreñas que quisieran educar a sus hijos en el marco del sistema educativo norteamericano y que, por tanto, aprendieran inglés desde pequeños pudieran hacerlo. Hay que decir que esa era una práctica muy poco usual para la época.
El “Centro El Salvador-Estados Unidos” (ahora “Centro Cultural Salvadoreño Americano”) nació en febrero de 1955 en una linda casona de la Calle Arce. Apuesto que muchos de ustedes estudiaron inglés allí, pues no solo era la única sino también la mejor institución especializada en la enseñanza del inglés. Sesenta y ocho años después, el Centro sigue ayudando a miles de salvadoreños a aprender inglés con la misma marca de excelencia de ayer, de hoy y de siempre. Es una institución que ha brindado notables servicios al país, su historia es bonita y algún día me extenderé sobre el particular. Ahora lo traigo a cuento porque el Centro Cultural Salvadoreño Americano, como centro autorizado por ETS para la administración del examen TOEFL, invitó este pasado jueves a directores y directoras de centro de educación media y primaria a la presentación de los “hermanitos menores”: TOEFL junior (desde 11 años) y TOEFL primary (desde 8 años). Parecería que la enseñanza del inglés a mayor número de personas tiene relación directa con el surgimiento de las pruebas de evaluación para uso de las universidades estadounidenses.
El presentador, repitiendo una frase que se esgrime con frecuencia cuando se hable de evaluación, lo dijo muy claramente: “Solo lo que se mide, puede ser mejorado”. Efectivamente, la noticia causó alegría entre los directores y directoras presentes. “Eso nos servirá también para que los padres de familia confíen más en nosotros” dijo una de ellas. “Actualmente casi todos los colegios dicen que enseñan inglés, pero como no se contaba con una prueba que certificara los aprendizajes a esas edades, no quedaba más que esperar hasta el TOEFL de adultos. Ahora será diferente, porque los padres de familia -que tienen todo el derecho a exigirnos calidad en la enseñanza- podrán contar con una evaluación externa, seria y objetiva que muestre el progreso de sus hijos en el dominio del inglés. Es la mejor noticia que hemos recibido en lo que va del año que inicia”.
Vaya, pensé yo mientras las escuchaba. ¿Alguien podría creer lo contentos que se muestran los directores con una iniciativa para evaluar su desempeño? ¿No que le tenían miedo a la evaluación? Esos fueron los argumentos que se ofrecieron cuando se desarticuló la PAES. ¿No habría sido mejor mejorar algo que ya venía funcionando? (Porque parece más verosímil que las notas fueran de cinco, evidenciando lo mediocre de la educación media, que lo bien que salieron en la nueva AVANZO durante la pandemia, cuando menos se enseñó y aprendió) ¿Habrá tenido algún propósito que no conocemos el desmontar la PAES de la forma que se hizo?
Veremos los usos que los directores, profesores, padres de familia e instituciones dan a estas nuevas pruebas. A juzgar por las primeras reacciones que se observaron, estas serán ocupadas para mejorar el aprendizaje del inglés de los alumnos, a edades tempranas cuando todavía se puede hacer algo por mejorar la enseñanza del idioma y no hasta cuando desean entrar a la universidad, que ya es un poco tarde si no se ha aprendido bien lo básico.
Psicólogo.