En su más reciente Índice de Democracia, la Unidad de Inteligencia de The Economist considera que El Salvador ha tenido una caída sustanciosa, alimentada por la búsqueda del presidente por reelegirse aunque sea contrario a la Constitución, el acoso a periodistas y sectores críticos, y el impacto del régimen de excepción que ha desembocado en encarcelamientos masivos y hasta prácticas de tortura.
Por ello, y por tercer año consecutivo, la revista británica considera que El Salvador ha dejado de ser una “democracia con fallas” y se ha convertido en un “régimen híbrido”. Esta es la tercera de cuatro categorías en su índice. La mejor clasificación es “democracia total” y abajo del régimen híbrido, al final de la tabla, solo se encuentran los “autoritarismos”.
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El régimen híbrido, según The Economist, se da en países donde los rasgos autoritarios conviven constantemente con lo que queda de una democracia previamente establecida.
Características de estos regímenes
Según The Economist, un régimen híbrido mantiene elementos formales de una democracia, pero aparecen debilitados y menos constantes que en las democracias con fallas. Esta categoría de régimen híbrido incluye:
-Elecciones, pero con presiones a opositores e irregularidades que no garantizan una competencia justa.
-Indicios de corrupción creciente.
-Estado de derecho debilitado y un aparato judicial capturado.
-Prensa independiente y sociedad civil crítica amenazadas y acosadas.
Esta descripción de la revista parece cazar bien con el día a día salvadoreño, donde además de una consolidación del poder en torno a una sola persona hay un intento por silenciar las voces críticas o incómodas al poder.
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El augurio de The Economist no es optimista para El Salvador. Según el índice, Latinoamérica alberga cuatro regímenes autoritarios (Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua), pero “hay un riesgo de que la lista de autocracias en la región crezca, pues varios países están experimentando un declive democrático”.
El ejemplo más prominente, añaden, “es el de El Salvador, que registró la caída más grande de la región después de Haití”.