Sí, bienvenidos a clases, estimados alumnos y queridos maestros.
Me siento identificado con ustedes, pues he ejercido la docencia por más de 40 años, y aún la ejerzo en una de las universidades de mayor prestigio en el país.
Y es que “Educar es darles al cuerpo y al espíritu toda la belleza y la perfección necesarias”, tal como decía el filósofo griego Aristóteles.
Claro que sí, porque la educación comprende, tanto ejercitar el cuerpo físico (atletismo, ciclismo, natación, etc.), como refinar el espíritu con valores éticos y morales, de tal forma que el educando, en el mañana sea una persona emocionalmente equilibrada, un ciudadano útil a sí mismo, a su familia y a la patria en general. Y esto debe tomarlo muy en cuenta el maestro, como educador que es.
Y como quería Décimo Junio Juvenal (entre 50 y 70-h. 122), poeta satírico latino : “Dadle amor al niño, y ganaréis un gran amor”.
O como sugiere el psicólogo puertorriqueño, doctor Efraín Sánchez Hidalgo en su libro “Psicología educativa”, en el que incluye el tema “Decálogo del maestro como higienista mental”, que entre otros principios pedagógicos dice: “Respetaré al alumno en todo momento”, “Comprenderé su situación emocional”, “Jamás lo trataré con sarcasmo ni ironía”, “Haré de la escuela un recinto de paz, de comprensión y de amor para el educando”.
En este gran Diario, de fecha sábado 7 de enero de 2023, el titular de una nota a página completa dice: “El 6 de febrero inician las clases presenciales en escuelas públicas del país. Además, el Mined insta a las instituciones de educación superior, a que tengan consideraciones en caso de que un estudiante se enferme de covid”.
Y en el pie de foto se lee: “Las clases en el sector público arrancará en febrero; mientras que el sector privado lo hará a mediados de enero”.
Compañeros maestros: inculquemos en el alumno, el éxito a través de una actitud mental positiva: “Tú puedes, tú eres capaz, no te desanimes nunca, adelante; fija siempre tu mirada hacia el éxito en tus estudios”. “Recuerda que tú puedes llegar a ser la persona más feliz de la tierra, si te lo propones”.
(Libros recomendados para los maestros: “Psicología de la felicidad”, del doctor Clyde M. Marramore. “La clave de la felicidad y la salud mental”, por el doctor Marcelo I. Fallard. “El éxito a través de una salud mental positiva”, de los doctores Napoleón Hill y W. Clement Stone).
El magisterio está de duelo
El magisterio nacional está de duelo por el fallecimiento de la maestra Aída Magdalena Lara de Paredes, quien partió hacia la Eternidad el viernes 30 de diciembre de 2022.
Sí, está de duelo como lo estuvo con los fallecimientos de los recordados mentores Saúl Flores, Eustacio Antonio Nolasco, Adela Cabezas de Rosales, Antonia Portillo de Galindo, René Vaquerano, Luis Alonso Aparicio, Felipe Huezo Córdoba y otros esclarecidos mentores que dignificaron al magisterio salvadoreño y honraron a la patria por su labor destacada labor docente.
En un desplegado de este prestigioso Diario, EL DIARIO DE HOY, fue publicado el deceso de la maestra Lara de Paredes.
Y es que ser maestro significa ser héroe de la enseñanza, promotor de la cultura educativa, adalid de la pedagogía, instructor de la psicología pedagógica, vocero de la didáctica; y si se quiere, la profesión del maestro es sagrada, tal como lo es la misión del médico: conservar la salud y prolongar la vida.
El desplegado del Diario, entre otras cosas interesantes, dice: “El personal docente y el alumnado del Centro Escolar España, sobresaliente en certámenes literarios internacionales de robótica y otras especialidades, lamentó el deceso de su fundadora, la profesora Aída Magdalena Lara de Paredes.
Y continúa: “En 1962 fundó la Escuela España, en el antiguo edificio que desde entonces albergó la Escuela Normal España, para la capacitación de docentes, contiguo al campus de la Universidad de El Salvador. El plantel estuvo bajo su dirección hasta 1980.
Descanse en santa paz, noble maestra Aída Magdalena Lara de Paredes. Un ramo de rosas blancas y rojas para usted, que depositamos en su lecho eterno. Usted dejó una estela corruscante que brilla con luz propia en el firmamento del magisterio salvadoreño. La patria agradece su invaluable legado.
Maestro, sicólogo, gramático.