Es la primera semana de un nuevo año que arranca con expectativas positivas para todos.
Algunos ya han intentado hacer su lista de resoluciones para el 2023. Para aquellos que ya tienen este hábito bien establecido, mis felicidades por su dedicación y disciplina al respecto. Y para los que no han desarrollado esta costumbre, vale la pena comenzar este año a comprometerse por ello. La lista de propósitos a principios de cada año es tan fundamental, que es una pena que no lo forjemos en casa. Si todas las empresas se pasan hasta dos meses preparando sus metas, objetivos, actividades, indicadores y calendarios de operaciones, ¿cómo es posible que a nivel personal individual no lo hagamos? Por lo tanto, no podemos dejar de hacerlo a partir de este año. Este ejercicio se llama nuestro plan personal anual estratégico.
Hacer un inventario de lo que queremos realizar cada año es más que saludable. Implica que tenemos una mentalidad que fluye dinámicamente; que estamos conscientes de la importancia de renovar nuestros compromisos por mejorar activamente; y que somos fuente de inspiración plasmada en una fuerza personal para enfrentar y procurar cambios a nuestras vidas. No es en vano dedicar varias horas (o hasta días) para reflexionar sobre nuestras resoluciones de año nuevo. A pesar de las plataformas digitales, recomiendo hacerlo en papel y lápiz (o lapicero) y guardar cada lista en algún lugar especial (nuestra cajita de recuerdos, o una Biblia o en nuestro diario) y revisarla continuamente. Con los años, los propósitos de los años anteriores nos ayudarán a saber si hemos evolucionado o estamos estancados, o si tenemos errores que corregir, o hacer transformaciones radicales también. Asimismo, nos ayudará a visualizar que, si hemos logrado, y lo que tenemos pendiente. Es obvio, que aquellos que son padres, cuando lo hacen frente a sus hijos, también enseñan con su ejemplo a los chiquitines.
Enumerar un programa de objetivos no tiene que ser algo complicado. Simplemente, se requiere repasar prioridades, y segmentar por tipo de propósitos. Esta listita puede abarcar desde intenciones de categorías personales, de alimentación, educativas, profesionales, económicas, espirituales, de lectura, de ser padres, de autorregulación de tecnologías, de desintoxicación digital, de recreación en la naturaleza y las deportivas. Todos nuestros propósitos de año nuevo tampoco tienen porqué ser extensos. Mejor algo puntual bien hecho, que cientos de objetivos que no podremos cumplir. Cada uno puede establecer dos o tres grandes buenas intenciones; y luego subclasificar según sus precedencias. Recomiendo que no se comparen con los propósitos de otros, porque nuestros objetivos en la vida son diferentes, cada plan estratégico anual es personal y único. Es incomparable.
La guía de nuestros propósitos también es una brújula. Para los que amamos a Dios (no importa la denominación de la religión), nuestro faro es: “Amar al señor nuestro Dios con todo el corazón, el alma y espíritu; y amar a los demás tanto como a nosotros mismos”. Y esto se hace de adentro hacia afuera. Necesitamos estar bien en nuestro interior para lograr nuestras metas hacia el exterior.
Estar bien con Dios y uno mismo debería ser nuestro hito para el 2023. Estar bien significa lograr un equilibrio a nivel emocional, espiritual, fisiológico (físico), y cerebral que nos da paz interna que nos ayuda a resistir trampas inmorales, a poner límites y a solucionar problemas. Nuestro bienestar personal es el principio esencial para ayudar a los demás a estar bien, ya sea con nuestro trabajo o nuestros estudios o actividades cotidianas de solidaridad y cooperación. En las próximas publicaciones seguiré escribiendo sobre lo que significa “estar bien”. Les deseo un precioso año 2023 a todos.
CEO-Founder
Eleonora Escalante Strategy Studio
Corporate Strategy Reflections, Arts & Publishing