“La mayoría se fue a los Estados Unidos porque no encuentra trabajo, y lo poco que hay es muy duro y pagan poco. Algunos terminaron el bachillerato, pero otros se fueron a medio estudio”, son las palabras con las que Óscar Guevara describe la situación de la isla Zacatillo, en La Unión.
Guevara es presidente de la directiva del caserío La Estufa, un sector donde los jóvenes emigraron. Para ilustrar la situación, ahora no pueden ni siquiera formar un equipo de fútbol de jóvenes, pues para hacerlo deben llevarlos de las otras comunidades.
Entre los que emigraron al extranjero está una hija de Guevara, quien viajó en el 2020. La joven de 18 años cursaba noveno grado.
Además, en diciembre del año pasado se programó la salida de otro de sus hijos, quien le apoyaba en el trabajo de la pesca artesanal; el joven terminó el técnico en Turismo y trabaja en la construcción en el caserío Chiquirín.
En el complejo educativo caserío La Estufa, el bachillerato general empezó en el 2015 y a partir de 2019 implementaron el técnico en Turismo de aventura. De los 34 jóvenes que se graduaron del técnico, muchos ya se fueron de la isla.
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Pocos continuaron con sus estudios universitarios, más de uno encontró un trabajo en el complejo educativo de la localidad, pero la mayoría se desesperó por no encontrar un empleo y los pocos ingresos que tenían no les alcanzaba para cubrir todas sus necesidades.
La isla Zacatillo es un cantón del municipio de La Unión. Se conforma por los caseríos La Estufa, Playita, El Cáguano y Playona; en este último se genera el turismo con los cuatro restaurantes que funcionan, se trata de inversión de lugareños con el apoyo de sus familiares residentes en el extranjero.
En abril de 2021, inauguraron la ampliación del complejo educativo con fondos del gobierno de Estados Unidos, a través del FOMILENIO II, parte de ese proyecto fue el equipamiento del bachillerato en Turismo, para hacerlo más atractivo para los jóvenes y que estos desistieran de irse de forma irregular a buscar oportunidades en el extranjero.
Pero los jóvenes del caserío La Estufa terminaron yéndose fuera del país, incluso los que terminaron su técnico en Turismo. No era atractivo para ellos lo que ganaban en un jornada de trabajo; por ejemplo, $20 diarios en la construcción, la pesca tampoco resultó rentable y la agricultura es poca.
De acuerdo con los lugareños, muchos jóvenes de las cuatro comunidades de la isla emigraron, la mayoría lo hicieron a través de un traficante de personas; otros lograron el beneficio de la residencia a través de sus padres residentes en Estados Unidos.
En la Estufa viven 155 familias, con un número de habitantes que oscila entre 400 a 500 personas desde infantes hasta ancianos; pero lo que menos hay son jóvenes.
Por ahora, solo dos jóvenes se han quedado en el lugar porque no han encontrado la oportunidad de viajar al extranjero, dicen los mismos lugareños.
Fuentes extraoficiales del complejo educativo manifestaron que la isla tiene turismo y algunos de sus exalumnos trabajan en el área; pero la falta de inversión del gobierno afecta en desarrollarlo de una mejor manera, al no contar con vías de acceso adecuadas.
De las primeras promociones del bachillerato general, hay dos jóvenes que laboran en el complejo en la docencia.
En el Cáguano hay muchos jóvenes dedicados a la construcción de viviendas y otras obras. Ellos han expresado que no han emigrado porque no han encontrado la oportunidad financiera para hacerlo.
Franklin López, de 25 años de edad, cursó hasta el sexto grado y hace cinco años hizo dos intentos de viajar al extranjero. En esos años trabajaba con su padre cultivando el maíz. Ahora, López se dedica a la construcción.
Las mujeres en la isla se rebuscan para obtener ingresos, ellas trabajan en la venta de pupusas, minutas, tortillas, panes, enchiladas, y algunas familias tienen su pequeña tienda.
Jesús Ventura, propietario de un restaurante del caserío Playona, dice que los jóvenes que han salido del bachillerato no encuentran un trabajo: “De los pocos que han salido, algunos hicieron las prácticas en los negocios del lugar; pero la gente sigue yéndose para Estados Unidos, por la falta de oportunidades, porque a lo único que la gente puede estar esperanzado es al turismo”.
Entre los cuatro restaurantes que funcionan en Playona, están empleando entre 15 a 20 personas entre parientes y particulares; esa cifra puede aumentar un poco en la temporada de vacaciones.
En el caserío La Estufa están por inaugurarse un hotel y restaurante, después de varios años de haber iniciado la construcción.
De acuerdo con varias empresas de turismo, en temporadas de vacaciones la mayoría de los turistas extranjeros y nacionales piden el paseo en lanchas por el Golfo de Fonseca y desembarcar en Playonas para disfrutar de las playas y comer en los restaurantes.
A partir de agosto de 2022, un empresario local puso en funcionamiento un catamarán; es decir, una embarcación grande para ofrecer paseos a los turistas por las diferentes islas salvadoreñas y otros destinos como Honduras y Nicaragua.