Tras decretado el asueto extra por la Asamblea Legislativa, el mismo día que se reformó la Ley de Pensiones, muchos salvadoreños salieron a las playas y centros recreativos para pasarlo en familia, pero muchos otros no pudieron darse el lujo de descansar, porque eso implicaba no recibir ningún tipo de ingreso económico para ellos y sus familias.
Jorge Ramírez, de 46 años, comentó que en el oficio de la peluquería solamente se cierran dos días, el viernes santo y el 25 de diciembre; los demás días del año se trabajan. “Hay que ganarse la comida diaria”, expresa.
Él está consciente que los días de asueto las personas lo ocupan para hacer las cosas que no tienen tiempo de hacer durante sus días laborales, por lo que desde temprano inició su labor.
“Nuevo año, nuevo tinte” comenta Reyna junto a su compañera de oficio, mientras hace los últimos retoques al cabello de una cliente en un cubículo sobre la Calle Delgado, en el centro histórico de San Salvador.
Para los distintos restaurantes y cafeterías del centro histórico no hubo descanso, ya que para ellos los días de asueto tienen más carga laboral. Decidieron mantener sus puertas abiertas al público. Algunos locales, sin embargo, optaron por reducir sus horarios de atención en estos días festivos.
Comercio en el centro histórico
Las ventas en el centro histórico de San Salvador se han visto beneficiadas durante el mes de diciembre desde hace varios años. Este año ha habido un cambio drástico, tras el desalojo de cientos de puestos de ventas informales en la Calle Rubén Darío y otros sectores del centro.
En el edificio Panades, al inicio de la calle Rubén Darío, se encontraba un puesto de productos chinos. Anteriormente al incendio del 30 de diciembre que afectó el local, unas empleadas del negocio comentaron que habían tenido una mejora en sus ventas tras el desalojo de los puestos informales y en el tema de seguridad, porque ya no eran extorsionados. La zona tiene tanta afluencia de clientes que en la terraza de este edificio se inauguraría un restaurante.
El comercio en esta zona se centró mayormente en la venta de ropa y calzado. Una trabajadora de un local frente al Mercado Hula-Hula comentó que desde el desalojo de vendedores informales han tenido mayor número de visitantes y clientes al negocio, esto les ha traído beneficio porque han tenido mayor venta que años anteriores.
Ha sido tal la diferencia que han tenido que contratar a más personal para la temporada, ya que no daban abasto. “Teníamos que atender más de tres clientes a la vez” comentó la empleada. Según comentó, ellas tienen una meta de ventas, la cual superaron por tres veces.
El producto más cotizado fue la ropa para niños y jóvenes, mayormente los clientes pedían que sus compras se envolvieran como regalo por las fiestas de diciembre.
El calzado también fue bastante demandado en la zona. Según comentó la propietaria de varios negocios de zapatos, durante diciembre tuvieron mayores ventas, debido a las promociones que atrajeron a más clientela.
Venta escolar
Tras finalizar diciembre, se retiraron los adornos navideños que se habían colocado a lo largo de la calle Rubén Darío.
Los negocios que comercializaban árboles, guías navideñas, juguetes y demás tuvieron que embodegar estos materiales y comenzaron a colocar mochilas, cuadernos, estuches y colores, por la época del inicio de clases.
Según una empleada del local “El Machetazo”, el precio de papelería ha aumentado este año. Anteriormente, un cuaderno tenía el costo de $1, pero hoy ha subido alrededor de cuarenta centavos. Las mochilas, dependiendo de su diseño y tamaño, rondan los precios de $12 en adelante.
Los comerciantes informales que se encuentran en algunas vías cercanas a la calle Rubén Darío esperan que las ventas del inicio del año escolar sean aún mejores que las de diciembre, ya que durante la época navideña y de fin de año las ventas estuvieron “bastante tranquilas” para ellos.