El Diccionario esencial de la lengua española, de la Real Academia Española, define así la palabra ‘corrupción’: “1. Acción y efecto de corromperse. 2. Vicio abuso introducido en las cosas no materiales. Corrupción de costumbres. 3. En la rama del Derecho: En las organizaciones, especialmente, en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho económico o de otra índole, de sus gestores”.
Sinónimos de corrupción son estos: descomposición, deterioro, putridez, peste, putrefacción, podredumbre, podrecimiento, impureza, abuso, corruptela, venalidad, cohecho, envilecimiento, decadencia, inmoralidad, vicio, maldad”.
Viene al caso el tema apuntado, por la nota de portada del sábado 10 de diciembre de 2022, de este gran Diario, que dice “Nueva sanción de EE. UU. a funcionarios del Gobierno de Bukele”. Los demás medios difundieron la misma noticia.
Es que cada 10 de diciembre es celebrado en todo el mundo el Día Internacional contra la Corrupción.
La nota del Diario continúa así: “En el Día Internacional de la lucha contra la corrupción, el Departamento del Tesoro bloquea cuentas, bienes y propiedades de Rolando Castro, ministro de Trabajo; y Conan Castro, Secretario Jurídico de la Presidencia. Y prohíbe negocios con ellos”.
Y otros funcionarios que ya habían sido señalados días antes son Carolina Recinos, jefa del Gabinete; Osiris Luna, director de Penales; Ernesto Sanabria, jefe de Prensa; Christian Guevara, jefe de bancada legislativa de Nuevas Ideas; y el asesor jurídico Javier Argueta.
¡Qué vergüenza para estos funcionarios, para el Gobierno mismo y para el país entero!
¿Pero, qué ocurre en las mentes de personas como éstas? Bueno, es probable que el alma de esta clase de gente “sea negra como el diablo y caliente como el infierno”; esto, de acuerdo al criterio de Charles-Maurice Talleyrand-Périgod (1754-1838), político francés, miembro de los Estados Generales y jefe del clero constitucional, del que consagró a sus primeros obispos, pero fue excomulgado en 1791 por apoyar la confiscación de los bienes de la Iglesia.
Y así como en el mundo hay corrupción, existen “almas puras como un ángel y dulces como el amor” (Talleyrand), como el alma del exPresidente uruguayo José Mujica, que, luego de cumplir su periodo presidencial, se retiró de la política, con la frente en alto, con una conducta honesta, con el espíritu tranquilo y con la humildad de los grandes hombres que son admirados por toda la humanidad. ¡Sí, señores!
Maestro, psicólogo, gramático