“No es fácil recibir a los familiares en estos momentos”, expresó con tristeza Fidel Pérez, afuera de Medicina Legal, tras la entrega de los restos de su madre y su hermana, víctimas de la masacre de El Mozote y lugares aledaños, cometida por la Fuerza Armada en diciembre de 1981.
Y en representación de las víctimas del caserío Ayancolo, del municipio de Cacaopera, en Morazán, Pérez y su hijo también recibieron otras ocho osamentas de víctimas de la masacre.
Las víctimas fueron identificadas como: Santos Maximiliano Pérez, Santos Benedicto Pérez Pérez, Santos Estanilao Pérez, Crecencia Pérez Ortiz, Octavia Luna Pérez, Natividad Pérez Luna, Faustina Pérez, María Concepción Pérez, Tereso Pérez Luna, Carlos Ortiz y los restos de una persona que no pudo ser identificada.
Las osamentas de las diez personas fueron exhumadas entre 2016 y 2019. Hace un año Jorge Guzmán, cuando aún era juez de Instrucción de San Francisco Gotera ordenó que los restos fueran entregados a sus familiares, pero el cese de funciones del jurista y la entrada de la nueva jueza puso en pausa esa entrega.
Por esa razón, en octubre de este año, Cristosal, como acusadora particular del caso solicitó que se le diera trámite a la orden que había dejado el juez anterior, según explicó Irene Gómez, abogada de justicia transicional de esta institución. En la petición Cristosal solicitó que, de ser posible, la entrega se realizara el 11 de diciembre, en el marco de la conmemoración de la masacre.
Tras recibir la petición la jueza emitió un oficio a Medicinal Legal para que los entregaran antes del 11 de diciembre, pero Medicina Legal no envió el informe antropológico a tiempo, por lo que la entrega se dilató dos días.
Los familiares se presentaron durante tres días consecutivos a Medicina Legal con la esperanza de recibir los restos, los cuales les fueron entregados hasta el miércoles.
“En este momento se está recibiendo los restos mortales de las personas que fueron masacradas por el Ejército salvadoreño. Son diez víctimas que van a ser trasladadas para realizar ese proceso de duelo por medio de la velación y el enterramiento”, explicó Antonio Aguilar, abogado de justicia transicional de Cristosal.
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“Nuestros familiares necesitan, como cualquier ser humano, necesitan una noche de vela”, expresó por su parte Fidel, quien recibió los restos de su madre y su hermanita de tres días de nacida.
Fidel recuerda que en ese momento él tenía siete años y debido al operativo militar habían abandonado sus casas y se habían escondido en una cueva en el cerro Ortíz, en el municipio de Meanguera, donde su madre dio a luz a su hermanita.
Sin embargo, fueron encontrados por los militares, quienes lanzaron una granada en el interior de la cueva. De las 20 personas que estaban escondidas en la cueva, solo ocho sobrevivieron, entre ellos Fidel. En ese momento, el Batallón Atlacatl tenía la consigna de “exterminar comunistas” y de “matar a todo lo que se moviera”.
En este caso, la abogada de Cristosal, explicó que hay un incumplimiento por parte del Estado, de la resolución de seguimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y reuniones con los familiares posterior a la audiencia, pues hasta este momento no se ha realizado ninguna.