Mientras pasan los meses en el conflicto entre Ucrania y Rusia, la energía se vuelve un blanco esencial. Atacar las fuentes de producción y de distribución es un objetivo de guerra clave: tanto al nivel material como psicológico, tiene efectos devastadores. A nivel económico, acelera la caída del PIB de Ucrania, de la mitad desde el 24 de febrero pasado. Los problemas energéticos reforzados por los daños y destrucción de las instalaciones obligan a Ucrania a parar sus exportaciones hacia Europa para poder “estabilizar” su situación interna. Por otra parte, las guerras sobre el espíritu de las poblaciones contribuyen a endurecer la vida cotidiana. Cuenta mucho en la cohesión de un movimiento nacional de resistencia y de lucha contra un adversario. De lo contrario, puede favorecer un voluntad de salida de guerra por cansancio, a lo que apuesta Moscú. Es la razón por la cual los ataques, por drones, desde hace varios días, centrados sobre las instalaciones energéticas, se han vuelto clave en la guerra con consecuencias inmediatas.
En todas las regiones de Ucrania, el uso de electricidad está restringido varias horas del día. Esta realidad lleva entre 7 horas y 23 en el día. El propio presidente Zelensky advirtió que el pueblo debía prepararse en recortes regulares. Concretamente, mientras el invierno está por llegar; significa el apagón de los radiadores, de los hornos, mientras los sitios públicos no serán iluminados.
Ucrania está analizando varias posibilidades, incluyendo la de una parálisis energética completa. Por cierto, hasta hoy, son entre 30 y 40%, las plantas que han sufrido daños o destrucción total en Ucrania. Las soluciones alternativas están el tapete, incluyendo puntos movibles de suministro en las ciudades y los pueblos del país. El desafío es grande para las autoridades tanto como para el administrador nacional, Ukrenergo, cuya sede sufrió ataques de drones en Kiev hace pocos días. Logrando debilitar o destruir el tercero de las plantas eléctricas, Rusia llega en provocar averías masivas.
¿El objetivo? Imponer una forma de parálisis técnica obliga a Ucrania a acceder a negociaciones con Rusia. Esquema rechazado por Volodimir Zelensky mientras el país se prepara en entrar en un periodo de escasez de agua, de electricidad, de calentador contribuyendo en volver difícil la vida diaria. Varias reacciones pueden surgir de esta realidad: una movilización aún más fuerte en favor de una “unión nacional”, o un rechazo de las dificultades creando un llamado general a negociar. Por el momento, es la primera opción que está privilegiada.
Son más de 1,162 ciudades y localidades que están sin electricidad, 4000 impactadas. Frente a esta realidad, países aliados a Ucrania llevan ayuda y asistencia, en equipo eléctricos tanto como en sistemas de comunicación y alumbrado público. Por ejemplo, España anunció el envío de cuatro generadores de 400 KW y unos de 150KW tomados sobre los equipos nacionales.
La nueva táctica rusa se concretiza con el uso de drones “Shahed-136”, de fabricación iraní, a pesar de que Moscú lo niega. Esta situación demuestra una nueva forma de extensión del conflicto que genera fricciones con Irán: el canciller ucraniano sugirió romper las relaciones diplomáticas con Teherán, que enfrenta desde hace un mes una serie de manifestaciones, las cuales ha reprimido con dureza.
En el frente, ambas partes se preparan para la batalla por Jersón con sus 280,000 habitantes en el sur del país y en una región que cuenta con un millón de habitantes. Es la única capital regional conquistada por los rusos desde el 24 de febrero pasado.
Con ella es el control regional el que se está jugando, siendo un sitio estratégico para Rusia y contando con un eje de comunicaciones esenciales en el enlace con Crimea. Evacuaciones de población por los rusos, concentración de tropas por ambas partes, la preparación a la batalla no faltan. El simbolismo es muy fuerte para todos: para Ucrania,
reconquistar la capital regional será una victoria importante mientras los rusos no pueden perderla. La pregunta clave para el futuro es ¿qué pasaría con la pérdida de un sitio tan importante con el territorio?
El propio presidente ruso sería impactado, lo cual vuelve muy difícil, para no decir imposible, que los rusos abandonen esta ciudad, a pesar de dificultades de suministro. Los daños políticos para el Kremlin serían inmensos.
¿Cómo olvidar cuando el 30 de septiembre pasado Vladimir Putin anexó los territorios de Donetsk, Luhansk, Zaporijjia y Jersón, diciendo que “Rusia usaría toda su fuerza y sus medios para defenderlos”? Desde hace unos días, Rusia acusa a Ucrania de preparar “una bomba sucia” compuesta de armamento convencional, rodeado de equipos radioactivos.
Estas acusaciones han sido rechazadas por Kiev, que afirma que se trata de un pretexto para justificar una escalada.
El nivel de tensión sigue creciendo mientras Europa se prepara para un invierno difícil y racionamientos energéticos, sobre todo como consecuencia de la ruptura energética entre los europeos y los rusos, lo cual obliga a ambos partes en reorientar sus flujos comerciales. Esto muestra cuán esencial para el entorno del conflicto se ha vuelto el tema de la energía.
Politólogo francés y especialista en temas internacionales.