Después de las explicaciones y reiteradas entrevistas que ha dado el presidente de la Comisión Reguladora de Fesfut, las sensaciones brotan de que cada cual atendía su juego en el fútbol salvadoreño y todo ‘se arreglaba entre cheros’. De los desórdones y la incomunicación que ha repetido a los cuatro vientos Humberto Sáenz Marinero sobre lo que sucedía en la Fedración, hoy salen a la luz concursos para contratar a Director Deportivo y Director Comercial y Mercadeo.
Se conocen indisciplinas de seleccionados y posibles sanciones. Se destapa como se engavetaban nacionalizaciones (caso Mercado). Y hasta se niegan horarios y días para partidos de Primera División ya ‘oficializados’ por los equipos, si las requisitorias no están en orden (Jocoro, doble jornada en San Miguel). Lejos quedaron aquellas reuniones entre gallos de madrugada, donde todo se resolvía con amiguismo o peor aún, en tiempos electorales, con el “favorcito” del voto para ir sumando un nuevo período.
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Pero vaya paradoja: todo lo que hacía el último Comité Ejecutivo, y vale aclarar que también los anteriores -esto viene de larga data y no solo de los últimos 4 y 8 años- estaba sistematizado y era un “modus operandi” de dirigentes avalados y sostenidos por la FIFA, justamente la misma entidad que dispuso que estos abogados ‘ajenos’ al mundo del fútbol sean quienes regularicen el fútbol en El Salvador.
Hasta Sáenz Marinero fue más allá en el hecho de cambiar el estereotipo del dirigente de fútbol. “No es sano mantener esos candados” dijo cuando le preguntaron por los estatutos. La palabra “candado” representa la clave de que nadie ajeno al fútbol podía inmiscuirse en los asuntos de la Fesfut. Justamente, todo lo contrario a lo que sucede hoy.