El vicepresidente Ulloa sufrió el brutal asesinato de su padre en 1980, un terrible golpe que no olvida, que marcó su juventud con amargura.
La muerte de un padre, un hermano, un amigo querido, perder seres que se aprecian o inclusive que se admiran a la distancia como un gran cantante, un líder cívico, un personaje en un drama teatral, es traumático. La inmensa mayoría de personas con un grado de compasión participan del dolor de los ucranianos ante la brutal ofensiva del criminal de guerra y envenenador Putin, como muchos espectadores lloran cuando la heroína o el protagonista de una película muere, muertes ficticias pero que reflejan realidades humanas.
¿Quién no se ha estremecido con la matanza de niños en Uvalde por un criminal desquiciado?
¿Quiénes no se conduelen con las víctimas de tiradores en lo que normalmente son tranquilas comunidades, como el caso de Indiana?
Preguntamos al vicepresidente Ulloa: ¿Los hijos del taxista estrangulado en la cárcel presuntamente con el batón de un carcelero no merecen toda la compasión que muchos en su entorno le prodigaron cuando sufrió su tragedia?
¿Cómo puede alguien con una media de humanidad justificar la captura de un joven diabético que sufre discapacidad intelectual, a quien mantienen encarcelado con el grave riesgo para su salud al no contar con los medicamentos necesarios, que además los cancerberos en las tenebrosas cárceles del régimen no pasan a los detenidos alegando, lo que es una sangrienta burla, que dentro “hay clínicas y médicos que cuidan la salud de los detenidos”.
¿Cómo habría reaccionado el vicepresidente Ulloa si hubiese encontrado en el cuerpo de su padre inequívocas señales de tortura, de brutales tratos?
Es absolutamente repugnante que el vicepresidente Ulloa califique de “daños colaterales” las capturas de personas que no tienen la oportunidad de demostrar su inocencia, que las apresaron porque un par de agentes de la soldadesca tenían que llenar una cuota o debido a que “no les era simpático”.
Lo más grotesco en esta tragedia por la que pasa nuestro país a raíz de las detenciones ha sido que vayan a buscar a sus propios hogares y con frecuencia por la noche a personas que en algún momento fueron procesadas y liberadas de cargos, lo que equivale a ser juzgado dos veces por la misma causa, lo mismo que sucede con personas que son detenidas y mantenidas seis meses o más en prisión sin que se haya demostrado su participación en delitos.
Los hombres del Derecho están más obligados a defender la justicia
Haremos un listado de algunos de los atropellos perpetrados por las soldadescas:
-capturan a personas que se desempeñaban como trabajadores en empresas y tenían pequeños negocios como el joven de un apiario.
-Detuvieron a cinco meseros de una cafetería popular de El Boquerón, los exhibieron hincados y sin camisa como “terroristas” y después tuvieron que liberarlos por falta de pruebas.
El taxista Adrián Solórzano fue detenido y asesinado en prisión con la macana de un carcelero según sus familiares, mientras que Raquel Avelar murió de una “hemorrogia cerebral” que sufrió en la cárcel y tenía señales de tortura.
Varios miembros de la familia de doña María Tránsito Pineda, de Ilobasco, entre ellos su nieta embarazada de 16 años, fueron detenidos. La muchachita dio a luz estando presa…
Al calificar brutales violaciones a los derechos humanos como estas como “daños colaterales” de una “guerra”, el vicepresidente Ulloa se presenta como abogado de la República, pero aunque haya pasado por una facultad de Derecho, demuestra que el espíritu del derecho, de lo que sustenta las leyes, no pasó por él….