Siempre la humanidad ha admirado el océano y su inmensidad. Es parte de la paz mental para muchas personas entre las cuales me incluyo. Una de las experiencias más espirituales de la vida en las que uno se encuentra en conexión con la naturaleza es entablando una experiencia con las olas del mar y el horizonte en un atardecer.
Pero el mar en sí trae consigo un sentimiento de misterio y de enigmas, mitos, porque aun sus profundidades y límites son desconocidos. Aún falta mucho por explorar y aun dicha exploración submarina a las profundidades no es tan segura, así lo vimos recientemente en la fatídica implosión del sumergible Titán en las frías aguas del Atlántico Norte en búsqueda de los restos del Titanic por parte de la empresa Ocean Gate. Con tanta contaminación atmosférica y también marina, pensamos que una pequeña parte del océano se contaminara o peor aún, pensamos que los mares tienen la capacidad de auto regenerarse.
No es así. El océano se ha contaminado hasta sus fosas más profundas. Así lo han afirmado investigadores especialmente en estudios realizados en fosas del océano Pacífico donde han encontrado enormes cantidades de Mercurio ( Hg)
Todos estos contaminantes llegan al mar por la atmósfera, embarcaciones, aguas residuales de ciudades industrializadas, etc. Son absorbidos por los océanos y saltan a la cadena alimentaria, a peces como el atún, qué los consume en grandes cantidades la humanidad, esta realidad peligrosa hace qué dicho consumo se deban tomar precauciones, a pesar que este alimento forma parte de las supuestas dietas saludables, ahora las atuneras a nivel mundial deberán certificar qué sus productos estén libres del nocivo mercurio, aun las que operan en nuestro país.
Asociamos o creemos que hoy en día los alimentos que provienen del mar son más sanos y nos equivocamos. Recientemente, perdí un amigo cercano, y sus familiares revelaron que la autopsia que le realizaron, la causa de su fallecimiento fue por una bacteria que se aloja en las ostras. A quien no le encanta disfrutar de esas delicias del océano, que las afaman de ser ricas en zinc y también proveen facultades afrodisiacas a quienes las consumen, que no solamente pueden consumir una docena sino dos docenas y se marchan súper fuertes prometiendo no defraudar, pues la realidad es que ya no son alimentos tan sanos y seguros, hay que consumirlos con cautela, y mejor aún en establecimientos que tengan los debidos permisos fitosanitarios para operar.
Las ostras son aliadas del medio ambiente, se alimentan filtrando agua del mar, existe una bacteria que se llama Vibrio que se aloja en ellas y puede ser mortal si llega al organismo del ser humano. Solo esta bacteria alojada en las ostras puede enfermar a unas 80,000 personas al año en Estados Unidos.
El calentamiento del océano ha contribuido a la proliferación algas tóxicas, y estas son consumidas por otras especies, las que pueden llegar a enfermar a los seres humanos. Se considera según los científicos que no es una situación nueva, la proliferación de algas tóxicas. Nuestro país por ejemplo detecta cada año la famosa marea roja en la cual se evita y prohíbe el consumo de mariscos en ciertas temporadas. Pero sin duda, al desconocer estas temporadas, el consumo de marisco contaminado puede enfermar o matar a las personas.
Aunque sea un fenómeno viejo, que ya ha ocurrido, los científicos alertan de que lo nuevo es que ha aumentado o se ha duplicado por el efecto del cambio climático, y se pronostica que se hará más intenso en las próximas décadas.
El factor de la proliferación de estas algas tóxicas provocadas por el calentamiento del océano, el cambio climático, pueden matar a personas, vida marina y arruinar la economía local de algunos países como el nuestro, cada vez se volverá más inseguro consumir productos provenientes de los océanos contaminados, en algunos casos se tendrán que encontrar alternativas sintéticas emulando carne de pescado o mariscos que traerán otros tipos de problemas para la salud.
Los científicos observan la proliferación de unas algas que les han nombrado “Alexandrium” y “Dinophisys”, las cuales fabrican neurotóxicas y toxinas gastrointestinales que amenazan la vida humana, causan parálisis y diarreas. Estas también van aumentar su proliferación con el calentamiento de los mares.
Certificar un alimento no es barato, pero ante la inseguridad que sobrevendrá ante más contaminación de los océanos, será necesario para la tranquilidad de la población.
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