Varios países en Latinoamérica han aprobado leyes para prohibir el plástico de un solo uso, pero antes que nada es importante reconocer que a este punto se llegará cuando se agoten las instancias que propicien un cambio de visión, de transformación, de inversión y voluntad por el empresariado, la industria y los fabricantes y que no siga predominando la apatía, el desinterés y el Greenwashing. Ante una producción desmedida que es mayor a la capacidad por procesar y reciclar todo el cumulo de material, la falta de conocimiento de reciclaje y segregación por parte de la gente.
Países en Latinoamérica como Colombia (Ley 2232 aprobada por el congreso en el año 2022), Chile (Ley No. 21.368 aprobada en agosto 2021) o Costa Rica (Normativa que comenzará a regir a partir del 2024), dan el ejemplo de implementar una leyes que son procesos complicados porque toca las fibras de producción, de generación de empleo, exportaciones, etc. Pero al final el resultado es integral y busca el beneficio generalizado.
Ante las mesas de discusión entre los sectores, pese a los fuertes y arduos debates, prima el equilibrio del medio ambiente y garantiza un futuro menos contaminado para las nuevas generaciones de determinado país. Así los colombianos se han convencido de que el problema del plástico de un solo uso es tratable y regulado, dejando claro que nada es de tajo o de golpe, sino que es un proceso, mediante tablas de depuración de productos innecesarios qué lanzan las industrias o fabricantes a los consumidores , por otra parte, consenso, alternativas , innovación etc.
En el caso de Colombia, los promotores de la Ley muestran cuales son los artículos más nocivos qué por medio de un estudio técnico concienzudo aportan a la contaminación de afluentes o el mar Caribe, entre ellos los Isópos para los oídos (como los conocemos acá) o bastoncitos que quitan el cerumen, posteriormente los removedores para el café, las bolsas plásticas o de gabacha, las bandejas de durapax para mantener hermética la comida y finalmente los cubiertos de plástico y pañales desechables.
El equipo y los que integraron esa mesa técnica postuladora de la Ley, entre sus primeras conclusiones es que la comodidad y la haraganería han sido factores importantes para que los consumidores opten por lo descartable, decía uno de ellos: "Antes las mamás lavaban los pañales de tela de sus de sus hijos, ahora es más fácil desecharlos" esa acción al multiplicarse por miles o millones en la región latinoamericana es un gran impacto ambiental y un tributo enorme para el desastre.
Por otra parte, la creación de necesidades donde antes no había, el uso del plástico para el consumo de bebidas y prescindir del vidrio, qué también tiene grandes cualidades, es reciclable e higiénico, prácticamente ya no fue atractivo para los fabricantes de bebidas.
Convencerse de que si no hay voluntad de fabricantes e irracionalidad de los consumidores, entonces en conclusión es que se aplique una Ley que le pueda permitir al ecosistema regenerarse y así permitir que las generaciones qué relevaran a las actuales vivan y se desarrollen en condiciones más dignas.
En Colombia esto ya lo comprendieron, Chile y Costa Rica también, en nuestro país han existido políticos que se han querido sumar a esta iniciativa y han promovido una ley sobre prohibir plástico de un solo uso, además de organizaciones como CESTA (Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada), pero la legislatura aun lo está asimilando y analizando , ahora es tiempo de reiterar esta ley que nos permitirá dejar de ser país tributario de plástico al Océano Pacífico y seguir excediendo los límites de contaminación.
La voluntad política es necesaria ante la aprobación de una ley como la de los plásticos de un solo uso, el entendimiento del político sobre el problema, de los costos que se asumen como país tanto económicos como en materia ambiental, además de los compromisos que como país debemos cumplir los de desarrollo sostenible. Pero sobre todo que predominen los intereses de la sociedad y del medio ambiente antes de beneficiar a unos pocos y sus bolsillos en detrimento de la naturaleza. Inclinarse a beneficiar a unos pocos sería una muestra clara de pensamiento tercermundista imperante.
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