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¿Por qué los humanos somos crueles?

¿Hemos venido a este mundo acaso con un gen de crueldad, de violencia y bestialidad? ¿Será que no hemos evolucionado tanto como nosotros mismos gustamos de creer, en relación con las otras especies de homos?

Por Edward Wollants | Feb 27, 2023 - 14:55

Muchos se han de preguntar sin duda y con sobrada razón, ¿por qué los humanos somos tan crueles? O quizá la pregunta deba replantearse: ¿por qué la humanidad es capaz de tanta crueldad?

Lo primero me parece a mí, debe ser, acercar la definición de crueldad, para ver si en efecto es o no es el término en función del cual se debe desarrollar esta expresión de posición.


El Diccionario de la Lengua Española define el término de manera muy cruda, como “inhumanidad, fiereza de ánimo, impiedad”, es decir, una condición que no debería de considerarse propia de quien se defina a si mismo como ser humano; sin embargo, es algo tan apegado a dicha naturaleza, que viene desde sus inicios rastreables.

Hay pictogramas encontrados en la ribera occidental del río Nilo, que datan de más de 12000 años antes de Cristo, que muestran escenas de un grupo de hombres emboscando a una tribu y matando a su gente a golpes. Los espartanos lanzando a los bebés con deformidades desde la montaña Taygetus. La suprema crueldad de las hordas mongoles; la inquisición, las matanzas de los judíos a manos de los nazis, el comunismo de Stalin, la limpia étnica en Ruanda, el terrorismo de los fundamentalistas islámicos y una larga lista de etcéteras.


¿Hemos venido a este mundo acaso con un gen de crueldad, de violencia y bestialidad? ¿Será que no hemos evolucionado tanto como nosotros mismos gustamos de creer, en relación con las otras especies de homos?

Quizá lo que sucede es que somos una especie inmadura, que llegó a la cima de la cadena alimenticia demasiado rápido; al menos así lo plantea con excelentes argumentos el escritor israelí Yuval Noah Harari, en su breve historia de la humanidad, titulada “SAPIENS, de animales a dioses”. En esta obra, en la página 24 expresa lo siguiente: “Esto es fundamental para comprender nuestra historia y nuestra psicología. La posición del género Homo en la cadena alimentaria estuvo, hasta fecha muy reciente, firmemente en el medio. Durante millones de años los humanos cazaban animales más pequeños y recolectaban lo que podían, al tiempo que eran cazados por los depredadores mayores…y solo en los últimos 100,000 años (con el auge de Homo sapiens) saltó el hombre a la cima de la cadena alimentaria.
Este salto espectacular desde la zona media a la cima tuvo consecuencias enormes. Otros animales de la cumbre de la pirámide, como leones y tiburones, evolucionaron hasta alcanzar tal posición de manera muy gradual, a lo largo de millones de años…La mayoría de los depredadores culminales del planeta son animales majestuosos. Millones de años de dominio los han henchido de confianza en sí mismos. Sapiens, en cambio, es más como el dictador de una república bananera. Al haber sido hasta hace muy poco uno de los desvalidos de la sabana, estamos llenos de miedos acerca de nuestra posición, lo que nos hace doblemente crueles y peligrosos”.


Entonces, ¿será acaso que necesitamos de millones de años más para poder asimilar nuestra actual posición en el planeta? Esperemos que no, porque existe una fuerte posibilidad de que no tengamos tanto tiempo a nuestra disposición, como especie al menos.


Pero si hay algo que se pueda hacer, eso será sin duda aprovechando la capacidad de plasticidad que tiene nuestro cerebro y todo nuestro sistema nervioso; lo cual deberá apresurarse a través de la educación, pero entendiendo esta no como un elemento meramente circunstancial, sino como “el fundamento” para aplicar un catalizador al cambio que urge para no terminar de asesinarnos unos con otros, ya sea a fuerza de golpes, de balas, de energía desbordada, o quizá, de virus o catástrofes climáticas.


Hoy por hoy, no me atrevo a desmentir a Thomas Hobbes, mucho menos cuando basta con ver las noticias, las redes sociales, escuchar a las personas que nos rodean, para darnos cuenta que lo que priva es la crueldad, la falta de humanidad. Se siembra el odio y se promueve la violencia, como producto de la inseguridad de quienes tienen a su cargo generar un clima de paz y tranquilidad para vivir. Las excusas sobran, las justificaciones están allí, las explicaciones a flor de piel y seguimos igual: depredadores inseguros de su propia posición, que necesitan ser crueles con los de su misma especie y con todo lo que les rodea para sentirse fuertes y poderosos, aunque les faltan millones de años para ser lo que creen que son.

Solo la educación podrá salvarnos de nosotros mismos.

Médico Nutriólogo y Abogado de la República

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