Nuevamente ese fantasma de la insalubridad y la suciedad acecha a los municipios. La gente mantiene un parámetro de desecho obsoleto, casi colonial, donde se depende al 100% de la recolección. La gente acumula la basura en su casa, y eso no es más que la combinación de desechos orgánicos e inorgánicos, que revueltos se echan en una bolsa plástica y se sacan a la calle, pero si se interrumpe el timing de la recolección, la basura se acumula y se multiplica por hogar en barrios y colonias populosas las montañas de basura son diarias. Además en sincronía con la descomposición de la materia orgánica , la proliferación de bacterias, larvas de moscas, emisión de gases como el metano, lixiviados, hedor, es el verdadero escenario asqueroso de una ciudad promedio en El Salvador con autoridades inoperantes.
Soyapango y Mejicanos han sido el ejemplo clásico de que el problema de la basura es mucho peor que el diseño o los plancitos que una administración municipal pueda tener.
El problema de los desechos ha sido el parámetro que los ciudadanos usan para medir la capacidad de una administración municipal. Una eficiente recolección pone a dichas administraciones en un privilegiado altar, y las que no, son reprochadas y su mal recuerdo perdura en el tiempo como muchos recuerdan a la ex edil de Mejicanos, Juana Pacas, o a la ex alcaldesa de San Salvador, Violeta Menjívar.
Lamentablemente, a pesar de vivir en una era globalizada, de las tecnologías de la información y la comunicación, la historia de los municipios se reescribe sobre un mismo papel desde hace décadas, un papel viejo y arrugado casi deshaciéndose. Nunca han existido planes ambiciosos de recolección, separación de los desechos, aprovechamiento de los desechos, inversión en infraestructura industrial de reciclaje etc. La única y pobre visión de las municipalidades se desvive en los rellenos sanitarios, plantas de transferencia, etc. Pudiendo ser, así como lo demuestran muchos documentos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una oportunidad para hacer brotar fuentes de empleo verdes, una forma idónea para fomentar los asocios público y privado (APP), las municipalidades parecen resistirse y les falta valentía para avanzar con innovación.
Se culpa también del grave retroceso, el empobrecimiento de municipios, pocas obras municipales y ni se diga invertir en educación sobre la gestión de los desechos, a la reducción del FODES, si en algún momento de nuestra República surgió el germen (como parte de la madurez democrática) de la descentralización para fomentar más autonomía en algunas regiones de nuestro país, ahora se quiere retomar la teoría de la centralización.
Centralizar es volver al pasado, a los viejos esquemas más apegados a los países que viven en dictadura y a las viejas estructuras del comunismo.
Utilizado para supuestamente ejercer un control único y verticalista, así como la toma de decisiones, en manos de pocas personas y filtrado por pocas instituciones, y donde el dinero se va dando a cuenta gotas lo cual ahoga el desarrollo de algunas comunidades del país.
En aras de dinamizar el proceso de desarrollo en el país, los gobiernos de derecha con una visión más democrática propusieron la descentralización como parte de la modernización del Estado. Más alejadas del centro.
Recordemos que la descentralización es vinculada al avance de la democracia en América Latina, la estabilidad económica, el respeto entre los poderes del Estado, cambios políticos para el mismo fortalecimiento democrático.
La Centralización es todo lo contrario y siempre ha congraciado con la visión dictatorial verde olivo. Ante ella los recursos públicos cuentan con poco dinamismo y eficiencia, y el desarrollo se va limitando a tal punto de estancarse y se produce la pobreza inesperada, debido al control verticalista desmedido.
Actualmente, en los municipios hay menos autonomía de decisión en cuanto a recursos, y el tema de la basura y los desechos se ven relacionados con ese aspecto. Peor aún el tema político está manipulando la gestión de los desechos y se da el clima para una emergencia sanitaria, en donde se aprovecha la situación para hacer proselitismo o para acentuar la propaganda. Se deja a un lado la salud de la población y hay que esperar una decisión vertical para que la institución elegida pueda resolver el tema del desecho y la acumulación como recientemente lo vimos con Protección Civil en Soyapango. Recordemos que la función de esta dirección es la prevención y mitigación de desastres. A estas alturas es momento de ordenarnos y hacer efectivo el ya olvidado plan Cero Basura.
Publicista.