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El Salvador y la COP27

A nuestro país le falta suscribirse con responsabilidad y reflexión, firmar, el cobijo legal a los ambientalistas y luchadores por las causas ambientales por medio del Acuerdo de Escazú. Hoy más que nunca, en donde lo equivocado se pudiera hacer ver como correcto. Y que la lucha ambiental se vea como instrumento político y no como una lucha que reivindica la supervivencia de los pueblos ante el cambio climático.

Por Carlos Francisco Imendia | Oct 27, 2022 - 14:58

En los albores de la COP27, por realizarse en el balneario de Sharm el-Sheikh en Egipto en noviembre 2022, aun asimilando lo postulado en la COP26 en Glasgow, Escocia, la participación e incidencia salvadoreña aún es irrelevante si pudiéramos definirlo así, pero no hay que tomarlo a mal, partiendo de que Costa Rica concentra la mayor atención y es la voz de Centroamérica en esta cumbre por obvias razones y por gran reputación ambiental.


Sin embargo, a lo que nuestro país respecta y a los que vivimos en el territorio sí nos interesa saber cómo va la preparación de nuestro país a esa cumbre, qué propuestas, qué metas, que se está implementando en nuestro país para alcanzar las emisiones netas, tomando en cuenta que ya se está luchando contra el cambio climático y lo que más impacta anualmente es la vulnerabilidad de la población ante las zonas de riesgo, la fuerza y destrucción más feroz de los fenómenos climáticos.


Fuertes sequías y catastróficas temporadas lluviosas, fragilidad e impotencia a nivel urbano de hacer frente a los desastres, más probabilidad de inmigración climática, etc. ¿Qué medidas ha tomado el país para alcanzar metas reales de disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero? Reducir el uso de los combustibles fósiles, la electrificación del transporte, la implementación de energías renovables, la reforestación y protección de cuencas, potenciar la movilidad ecológica, el uso de la bicicleta y ciclo vías, dejar de depender de los subsidios que estimulan el consumo de combustibles fósiles, el reciclaje, la eco-innovación; la compensación ambiental, etc.


Basados en las 15 sugerencias o transformaciones esenciales para la descarbonizacion de la economía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). También en estos temas ambientales y en la ponencia de la situación actual de nuestro país en la COP27 pesan aspectos como la Ley de Agua, el nuevo manejo del recurso hídrico por parte de las autoridades, el inamovible y pétreo principio de que el agua es un derecho humano de la población salvadoreña, además la postura como país ante la minería y su enérgica posición de rechazo y condena a gobiernos de países vecinos de aprobar prácticas mineras a empresas internacionales que puedan poner en riesgo la vida de millones de personas (salvadoreños) al contaminarse los ríos tributarios y el Río Lempa con compuestos químicos cancerígenos por 14 años o más.


Además a nuestro país le falta suscribirse con responsabilidad y reflexión, firmar, el cobijo legal a los ambientalistas y luchadores por las causas ambientales por medio del Acuerdo de Escazú. Hoy más que nunca, en donde lo equivocado se pudiera hacer ver como correcto. Y que la lucha ambiental se vea como instrumento político y no como una lucha que reivindica la supervivencia de los pueblos ante el cambio climático.


En las agendas ambientales , son escenarios de manipulación, muchas veces sin abordar el universo de las problemáticas ambientales de la región, y por otra parte lideradas equivocadamente, la agenda ambiental corresponde a los de vocación pro país y medio ambiente que estén eximidos de intereses económicos y particulares; sectoriales.
Por otra parte, su contra peso, el que busca el equilibro en la sociedad y que permita el desarrollo del término sostenibilidad para beneficio de todos.

Las Contribuciones Nacionales Determinadas de El Salvador, a exponerse en la COP27, deberán estar bien calibradas y con mayor seriedad y realismo que las de la COP26 en Glasgow, aunque no es tarea fácil plantearse ambiciosas metas ambientales en un reducido territorio, y más difícil cumplirlas, pero es importante establecer un esquema coherente de posibles compensaciones ambientales en múltiples áreas, en eso debería trabajar con preponderancia el Ministerio del Medio Ambiente. Ejemplo: La compensación forestal en nuestro país.


Pero desligando el aspecto nacional de la Cumbre del Clima, otros grandes restos envuelven la COP27 y que le interesan al mundo, entre ellos el conflicto Rusia – Ucrania, ante sala del crudo invierno, el gas, petróleo y el carbón, una vorágine ambiental. El carbón vuelve a ser la única (y urgente) opción energética para los europeos en sustitución del gas. Esto vendría a contradecir la transición energética europea, aunque muchos confían que el despliegue de las energías renovables venga a compensar el uso y la demanda de este combustible contaminante. Pero faltan posturas firmes como bloque.

El compromiso ambiental (a pesar de la Cumbre) es colectivo, pero con acciones individuales positivas se fortalecen en iniciativas, podemos ir cambiando la manera de pensar respecto a la conservación y la preservación del medio ambiente con información y visión, es parte de la conversión a lo sostenible. Debemos también formar un bloque ambiental regional a conciencia.

Publicista.

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Medio Ambiente Opinión

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