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Un gobierno que no cumplió

La administración del gobierno de Bukele está organizada para recibir y ejecutar órdenes del presidente. No existe un gobierno de pesos y contrapesos. La Asamblea y el Sistema Judicial están supeditados al Ejecutivo y la arbitrariedad reina en el país. Todos los órganos de segundo grado están subordinados al presidente. La ausencia de un estado de derecho amenaza y viola los derechos constitucionales de los ciudadanos. No hay reglas claras lo cual inhibe la inversión local y extranjera, y genera un aislamiento internacional.

Por Carlos E. Vela | Abr 30, 2023- 15:32

La revolución que nunca fue
Bukele hizo su campaña por la presidencia y comenzó su administración prometiendo convertir a El Salvador en un país integrado a la Cuarta Revolución Industrial. El Salvador no logra alcanzar un nivel medio en la Primera Revolución Industrial cuando las economías en Europa pasaron de agrarias y artesanales a economías predominantemente industriales y manufactureras, entre el siglo XVIII y siglo XIX.


La economía salvadoreña es fundamentalmente informal, estancada en las primeras etapas de la Primera Revolución Industrial.


La Cuarta Revolución Industrial es una economía integrada y articulada en tiempo real (en todos sus aspectos: producción, logística, mercado, etc.) por las telecomunicaciones, informática, robótica e inteligencia artificial.

Un gobierno fallido
La presidencia de Nayib Bukele está acabando al país:

  1. Bukele ha hundido a la población en el hambre. Millones de salvadoreños sólo hacen un tiempo al día. La población en pobreza ha incrementado por más de medio millón de salvadoreños. La elevada inflación, la mayor desde el 1996, ha elevado el costo de la vida, haciendo que la canasta básica sea inaccesible para las grandes mayorías. La disminución del suministro de agua y de energía, y el deterioro de la infraestructura de los servicios de agua y de energía hacen las condiciones de los hogares cada día más precarias.
  2. La falta de empleo ha provocado una enorme migración que está desgarrando la fibra social. Hoy vivimos menos salvadoreños en el país que en el 2019. El año pasado más de 375,000 de ellos barajustaron de El Salvador.
  3. El país está externa e internamente endeudado. La constante exigencia de préstamos a los bancos locales está agotando las reservas financieras de éstos, poniéndolos en riesgo de una banca rota. Tal ocurrencia se llevará de encuentro los ahorros de la clase media salvadoreña y la diáspora. La irresponsabilidad fiscal y un antiamericanismo enfermizo ha cerrado los préstamos de los organismos internacionales y disminuido la inversión extranjera. Todo esto en el marco de una creciente deuda pública, la cual Bukele ha aumentado por más de 5,500 millones de dólares.
  4. El Bitcoin fue un despilfarro de dinero y un total fracaso.
  5. La reforma de pensiones ha sido otro fracaso: baja cobertura, pensiones no en acorde al alto costo de la vida; un continuo saqueo de las pensiones; y la insostenibilidad financiera de las AFP amenaza un colapso de estas.
  6. Incumplimiento de las pensiones a los veteranos de guerra del ejército y del FMLN.
  7. Ninguna de sus promesas tímidas se ha realizado: el Ferrocarril de Pacífico, el Aeropuerto de Oriente, el Hospital Rosales, Bitcoin City, la Franja del Pacífico.
  8. El río Lempa y el medio ambiente continúan contaminándose.
  9. Sobre la corrupción es suficiente indicar que muchos funcionarios y exfuncionarios del gabinete han sido declarados corruptos y antidemocráticos por el gobierno de los EEUU y sus visas han sido revocadas. Muchos serán arrestados cuando pisen el suelo americano.

La ”guerra” contra las maras: una política de mutuo interés para Bukele y las pandillas
Si bien el régimen de Bukele ha puesto bajo control a los estratos más bajos de las maras, no ha tenido una política de asedio y eliminación de las ranflas y las pandillas. Todo lo contrario, ha protegido a ranfleros y ha negociado con estos un pacto de mutuo interés.


Una estructura delincuencial está dividida en tres estratos: el grupo dirigente (la mafia, los carteles, las ranflas); su estructura intermedia (los capos, sicarios, las pandillas); y la base criminal (maleantes, malandrines y gatilleros, las maras).


La ranfla es una estructura de mando vertical del crimen organizado. Sus miembros dirigen, usufructúan y deciden la política de la estructura criminal cara las drogas, los negocios fachada, los testaferros, la compra de políticos, las negociaciones y los pactos con el estado, castigos, etc. La pandilla es el andamiaje que cumple con las órdenes, directrices, y políticas de crimen de la ranfla. Las ranflas y las padillas son los estratos organizados del crimen. Las maras son la base criminal que le hace los mandados a las pandillas. Dentro las maras existen también una gran variedad de malandrines que van desde gatilleros, drogadictos, mariguaneros, violadores, etc.

En la medida que el crimen organizado ha “profesionalizado” sus ingresos y quehacer, los estratos más bajos de las maras, por su conducta antisocial, se han convertido un estorbo para el “negocio”, y por lo tanto blanco del crimen organizado. Ejemplo claro fue la entrega a la policía de los mareos que secuestraron y asesinaron americanos en la frontera mexicana hace varias semanas. El Cartel del Golfo fue claro que ellos no ejecutan o respaldan ese tipo de actividades, y denunciaron a las “maras” mexicanas, incluso las amenazaron.


En El Salvador la “guerra” contra las “pandillas” y el estado de excepción se han focalizado contra los estratos más bajos de maras. Ha protegido a las ranflas y las pandillas organizadas y han servido de propaganda política y abultado sus éxitos mediante la propaganda local e internacional. Han servido para atemorizar a la población civil y algunos dentro la oposición, incluso a la diáspora cuando ésta visita a sus familiares en barrios, cantones, caseríos, y otras comunidades vulnerables. Tanto así que la diáspora no se despega de su pasaporte americano.


Adicionalmente, el estado de excepción ha sido aplicado caprichosamente contra la sociedad civil en las comunidades vulnerables. Miles de personas han sido detenidas sin causa, sin acceso a un abogado y sin ser presentadas ante los tribunales. La situación es tan delicada que los EEUU ha puesto a El Salvador en la lista de países peligrosos para turistas y demás visitantes. Además, varios congresistas han solicitado al gobierno americano incluir la amenaza del estado de excepción como razón para extender y ampliar el TPS para los salvadoreños.

Gobierno autoritario
La administración del gobierno de Bukele está organizada para recibir y ejecutar órdenes del presidente. No existe un gobierno de pesos y contrapesos. La Asamblea y el Sistema Judicial están supeditados al Ejecutivo y la arbitrariedad reina en el país. Todos los órganos de segundo grado están subordinados al presidente. La ausencia de un Estado de Derecho amenaza y viola los derechos constitucionales de los ciudadanos. No hay reglas claras lo cual inhibe la inversión local y extranjera, y genera un aislamiento internacional.

Hacia una convergencia nacional de proposición
Ha llegado el momento de unir fuerzas y presentarle a la ciudadanía salvadoreña una política de gobierno alternativa, que le provea una perspectiva de vida más allá de la alucinación y vapor (paja) del presidente Bukele. La unidad cívica y popular es el arma más poderosa contra un segundo “mandato” inmerecido e inconstitucional.


Ingeniero Científico

Desde Washington

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