Adán Lemure –la creación humanoide de la ciencia eugenésica— fue programado para liquidarme. Según los expedicionarios, el androide –y no yo— debía engendrar con Eva Stella la nueva raza en Akala. “Debes eliminar a Indra –le ordenaron-. Ha desobedecido un designio de la evolución humana”. Yendo a las plantaciones transgénicas de los colonizadores, Lemure fue a buscarme. Surgiendo del eterno presente, Sícilo –el místico—le disparó un fuego láser, salvándome de morir. “El designio divino ya está escrito -dijo-. Tú y Stella serán quienes pueblen esta nueva tierra. Sólo el Amor puede crear la vida en el infinito Ambara, el cosmos. La creación transgénica carecía de sentimientos. Era similar a la civilización que lo creó.” El androide se esfumó en el aire. Era sólo “ambura” (nube) en aquella atemporal dimensión. Eva Stella y yo tuvimos que huir al horizonte, perdiéndonos de vista como siluetas fugitivas de la imaginación divina. El eco de nuestras voces se perdió en la leyenda. Cuando volvimos los ojos hacia atrás, la base terrícola había desaparecido. Sólo quedábamos dos seres humanos ante el anchuroso éter. (XVIII) <“Éxodo del Sapiens Estelar al Universo” C.Balaguer-Amazon)>
Huyendo al horizonte de la nada
Por Carlos Balaguer | Mar 16, 2022 - 19:15