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Censura y propaganda rusa

Es un deber para Occidente estar a la altura de sus propias instituciones y no renunciar al diálogo y al debate, así se evitará caer en polarizaciones que hagan escalar más las tensiones

Por Guillermo Zaragoza | Mar 29, 2022 - 17:08

Como bien lo dice la frase que se ha vuelto a popularizar durante las últimas semanas: La primera víctima de una guerra es la verdad. La guerra en Ucrania, más allá de sus consecuencias más visibles y comentadas, marca precedentes que dejarán su huella desagradable sobre la libertad de expresión. Esto da pie a una pregunta: ¿Es legítima o deseable la censura de los medios rusos ante el conflicto?

Pese al optimismo de las últimas décadas, donde las expectativas mundiales post Guerra Fría giraban alrededor de un mundo más libre y pacífico; Occidente, quien por años fue visto como estandarte de la libertad y la democracia, se ha visto a sí mismo en una prolongada decadencia y una gran consecución de problemas internos y parece estar fallando en sus iniciales pretensiones de avanzar en un rumbo menos bélico y más diplomático.

Tal cual si fuese un re-despertar de la Guerra Fría, la actual administración de Rusia ha optado por un rumbo de adoración de las cenizas de la Unión Soviética. Esta situación se refleja en el carácter personalista y nacionalista de su gobierno, así como en sus métodos incompatibles con la visión de un mundo democrático, tendencia dejada en evidencia tras su incorporación en la guerra del Donbás, pues ha perpetrado represión ante todo tipo de disidencia dentro de su mismo territorio, llevando a cabo detenciones arbitrarias y un estricto control de la información alrededor del conflicto, montando alrededor del mismo un discurso único e inflexible a favor de su gobierno.

Occidente, por su parte, ha optado por cerrarse cada vez más a Rusia y le ha declarado de facto una guerra económica e ideológica. Como parte de estas fricciones, la Unión Europea ha censurado dentro de su territorio a los principales medios de propaganda rusa. Redes sociales como YouTube se han sumado y han hecho lo mismo dentro de sus plataformas. Sin embargo, pese a sonar como una legítima medida de guerra, es en realidad una medida cuestionable y no exenta de polémicas.

En primer lugar, la medida carece de sustento formal para considerarse de guerra, puesto que ni la Unión Europea, ni la amplia mayoría de países en que esta medida tiene efecto, son oficialmente beligerantes en la guerra contra Rusia. Además, la amplia mayoría de personas en los países afectados son afines al bando ucraniano y al día de hoy no existe un grave riesgo de que estos medios radicalicen a una parte significativa de la población al grado de que esta se involucre política o militarmente en el conflicto. Por tanto, no hay aparentes razones para justificar tales medidas.

Por otra parte, compañías como Google, se presentan a sí mismas como proveedores de espacios en donde se respeta la libertad de expresión y, dado el enorme poder que tienen en lo que respecta al movimiento de la información, su responsabilidad de permanecer neutrales en asuntos controversiales es muy grande. A falta de una situación formal que legitime las medidas excepcionales, el hecho de que se arroguen la potestad de decidir qué tipo de información es propagandística y manipulativa, así como el derecho de censurarla, es sin dudas peligroso e ilegítimo.

Además, parte del conflicto moral que occidente mantiene con Rusia es la legitimidad de la libertad de expresión y, por tanto, avanzar en una posible dirección de intransigencia y falta de diálogo puede significar una derrota y, a su vez, un medio de legitimación por parte del gobierno ruso en su afán represivo. Es un deber para occidente estar a la altura de sus propias instituciones y no renunciar al diálogo y al debate, así se evitará caer en polarizaciones que hagan escalar más las tensiones y también de las consecuencias de una sociedad más restrictiva.

Estudiante de Economía
Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)

 

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Invasión De Rusia A Ucrania Opinión

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