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Otra vez desde Europa

Cuando el Internet terrestre y satelital se viene al suelo por una guerra, todos los productos y servicios relacionados, también son devastados y demolidos. Una guerra no deja vida, ni piedra sobre piedra, ni en el mundo real, ni en virtual.

Por Eleonora Escalantes

Veinticuatro de febrero de 2022. ¡Qué turbación más escalofriante! Amanecimos frente a guerra. Otra vez. Despuntamos al alba en otra beligerancia y estamos de nuevo en estatus global de peligro inminente. Después de un mes de escuchar, leer y ver noticias sobre Ucrania y Rusia, es crucial que logremos contener su escalamiento lo antes posible. ¿Por qué? Porque nunca hemos estado en medio de una crisis geopolítica-armamentista tan complicada como esta. Aunque esta pugna parezca muy lejana a El Salvador, sentiremos todas las consecuencias tanto económicas como sociales y políticas en caso de que los mediadores por la paz no logren detenerla.

Con misericordia, hace una década, evitamos una Tercera Guerra Mundial desde lo que antes era Persia en territorios del Medio Oriente. Sin embargo, es bueno recordar que a nuestra humanidad le encanta hacer guerra para resolver sus problemas. Solo en Europa desde el siglo XVI a nuestros días ha habido más de 50 guerras de gran envergadura. Tampoco podemos olvidar otros eventos altamente peligrosos para la seguridad del planeta como cuando Nikita Khrushchev ordenó colocar misiles en Cuba (año 1962) para atacar a Estados Unidos; o los misiles balísticos y bombas termonucleares que Corea del Norte ha desarrollado durante los últimos anos, con capacidad para destruir de un plomazo a ciudades como Manhattan o San Francisco.

Cuando no sabemos lo que significa el valor de la paz, entonces no comprendemos su significado y trascendencia y somos incapaces de conservarla o de ejercer la potestad para cuidarla. Vivir una guerra es lo más horrible que puede pasarnos, especialmente ahora, en un contexto de alta tecnología armamentista. La desolación nos entristece al observar a las nuevas generaciones incapaces de comprender este punto. No es su culpa. Están tan acostumbrados a la paz, que les parece algo estándar, muy normal. Pero en realidad la paz es un tesoro, el más importante para custodiar.

Cuando los niños y jovenzuelos curiosos bendecidos con la paz comienzan a emprender, pierden el enfoque de sus iniciativas que reflejan toneladas de frescura de inexperiencia.  Sin juzgar su espíritu emprendedor, cuando inventan desvaríos como el bitcoin, o criptos, o los NFTs, o la aplicación de la inteligencia artificial a todito lo que cabe en sus Smartphones; se les olvida que, sin Internet, nada de esto sería posible. Cuando el Internet terrestre y satelital se viene al suelo por una guerra, todos los productos y servicios relacionados, también son devastados y demolidos. Una guerra no deja vida, ni piedra sobre piedra, ni en el mundo real, ni en virtual.

Después de un mes de guerra, la estampida de refugiados ucranianos ha inundado los países vecinos. Huir pareciera ser lo único que queda para tratar de ponerse a salvo;  sin embargo, un misil mal disparado puede llegar a cualquier ciudad en Europa, empujando a una guerra más grande. En medio de esta posible destrucción, le pido a Dios que esta guerra abra los ojos a todos los que torpemente han apostado al Smartphone, las redes sociales, las criptomonedas, el mundo meta, las NAIQIs (Nanotech, Artificial Intelligence, Quantum supremacy, Internet) como la salvación del planeta. Todas esas tecnologías, en medio de un escenario de destrucción nuclear inminente, no nos amparan de nada. Al contrario, estas tecnologías permiten arbitrariedades y abren puertas para la ineficacia de sanciones alternativas que podrían haber detenido la guerra hace varios días. Por lo anterior, el clamor por un cese al fuego inmediato es también nuestra más ferviente súplica.

 

CEO-Founder Eleonora Escalante Strategy Studio

Corporate Strategy Reflections, Arts & Publishing

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Invasión De Rusia A Ucrania Opinión

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