Tal vez la única cadena nacional que intentamos escuchar con interés fue cuando el Presidente anunció la necesidad de apretarse el cincho, dadas las graves consecuencias que a nivel mundial se están sufriendo por la criminal agresión de Putin (no de Rusia) a Ucrania.
Es una necesidad tomar serias medidas para paliar los difíciles tiempos por venir, dada nuestra frágil economía y la tremenda deuda contraída por el país y que no parece preocupar ni a Bukele, al Ministro Zelaya y menos a los diputados cyan, porque no la pagarán ellos.
Bukele habló de 11 medidas que serían ley, al ser aprobadas por sus diputados. Suspensión de aranceles a insumos agrícolas, a tomates, cebollas y una larga lista de verduras, además de importación de granos básicos sin aranceles. Pero el feliz anuncio, fue un soberano engaño, ya que las verduras, que vienen de Centroamérica, no tienen aranceles por el Tratado de Libre Comercio. También están exentos los insumos agrícolas, y en cuanto a importar granos básicos sin aranceles, lejos de ser una ayuda, es una bofetada en la cara para los agricultores locales si el producto importado puede entrar al mercado con precio menor al de los agricultores salvadoreños.
Lo que se anunció como un gran sacrificio del GOES al dejar de percibir esos aranceles inexistentes, más bien supone mayores ingresos, pues al subir el precio de todos los productos, incluida la canasta básica, la recaudación del IVA aumenta. Y como un detalle más de la preocupación del gobierno por el bienestar de la población, anuncia que ya no se agregarán al precio del combustible los impuestos FEFE, desde la guerra ni el del subsidio a los buses, ni el IVA durante una quincena.
Así que la apretada del cincho aplica únicamente al pueblo y a las empresas privadas que se verán sometidas a mayores controles para que no abusen lucrándose de la situación actual. Nada de qué alegrarse, sino más bien indignarse porque el gobierno sigue tan feliz derrochando y desperdiciando recursos que el pueblo verdaderamente necesita. La población angustiada ante el panorama tan negro que se vislumbra en el futuro, se pregunta si es justo que Bukele siga gastando millones de dólares en publicidad de lo bien manejado que está el aparato estatal, de su popularidad como el presidente más cool. Si no siente el descontento del pueblo ante paso de las lujosas camionetas, que a toque de sirenas, anuncia el paso de la caravana presidencial.
Nada de recortar el gasto público, ni de congelar las plazas de las instituciones del estado. La noticia de la nueva sede del Tribunal Supremo Electoral en la Colonia Escalón, contratación realizada sin licitación, de un edificio por el que se pagará un alquiler mensual de $100,000 más $1.6 millones a la empresa propietaria por trabajos de adecuación del inmueble.
Otra noticia es la creación de la Secretaría de Auditoria, dependiente de CAPRES, para auditar a las instituciones del Poder Ejecutivo, en búsqueda de indicios de corrupción, aunque todas las irregularidades que descubran tendrán el mismo carácter reservado, de toda información procedente de los órganos del estado. Esta nueva Secretaría viene a sustituir al Tribunal de Ética Gubernamental, al Instituto de Acceso a la Información Pública que tenían la incómoda misión de hacer del conocimiento ciudadano, las irregularidades encontradas. Suficiente con la nueva Corte de Cuentas de la República que ha dejado de ser un ente contralor para ponerse al servicio del Ejecutivo. El mensaje de la Cadena Nacional quedó bien claro: Que el pueblo se apriete el cincho para que el Presidente y sus servidores incondicionales puedan seguir derrochando el producto de nuestros impuestos.
Maestra.