“Cuando te sientas solo en la vida, búscate un perro –aconsejaba a Héctor su padre—. Él será el único que –regreses como regreses, en cualquier circunstancia— siempre te estará esperando alegre y con dulzura.” Así, llegando tal vez desde una derrota, sin nada en las manos; pasado de vino, siempre el perro espera al amo, con la misma entrega y el amor de siempre. Pues los canes olvidan fácilmente un maltrato y sólo recuerdan con el corazón. No así los humanos que por no saber olvidar, suelen mantener viva la herida o la ofensa del ayer… “Max”, el foxterrier de mi buen amigo murió un día entre tantos. “Se fue con papá al cielo –me dijo. Seguramente iría para acompañarlo”. Su padre fue quien le dijo de chico que en la vida había que tener siempre un perro leal para llenar espacios íntimos e indecibles de la soledad humana. Allá en la urbe iluminada de lobos, voces y siluetas, en el hogar lejano o en el solar que el Padre nos guarde en el cielo. En este mismo mundo, donde el amor humano tiene siempre un precio, menos el amor de un perro lanudo. Esos fieles canes que esperan ansiosos a nuestra llegada, espiando en rendijas y por las ventanas. Los que a cambio de un hueso o del concentrado; o de la vacuna, un pan o caricia, nos dan por entero su amor filial. Lo mismo habríamos de aconsejar a un perro: consíguete un amo, tan dulce y fiel y perro como tú, para que siempre llegue a ti amoroso y amable moviendo su cola. (Esta crónica, exhorta a los veterinarios para que produzcan el antídoto del veneno de sapos, que es la principal causa de muerte de perros y mascotas en los jardines). <palabrasbalaguer.facebook.com>
Un fox terrier en el cielo
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Por Carlos Balaguer | Ago 07, 2022 - 16:15