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Lo inútil como remedio al caos

Difícilmente, daremos espacio para la filosofía, la literatura y el arte en nuestras vidas  si  no abandonamos un enfoque totalmente pragmático y utilitarista. Y es que no darles prioridad a estas disciplinas es simplemente el síntoma de no reconocer lo importante que son.

Por Juan José Fortín-Magaña F

Nuccio Ordine, filósofo y pedagogo italiano ha sido uno de los mayores promotores actuales de la necesidad de la literatura, filosofía y arte como una parte indispensable de la vida de todas las personas. En su libro La Utilidad de lo Inútil, el autor critica el paradigma utilitarista de las sociedades modernas en favor de rescatar otras disciplinas que contribuyen al florecimiento de nuestra humanidad y fomentan una mejor sociedad. En este sentido, el autor aboga que estas áreas del conocimiento, que muchas veces consideramos “inútiles”, crean hombres más libres y dueños de ellos mismos; dado que pueden precisamente escapar de la manipulación y la alienación de la cultura y el poder.

La filosofía, entonces, para Nuccio Ordine no puede ser algo que se deje aparte por la sociedad, sino que se vuelve necesario un cambio cultural que deje de priorizar solamente el lucro y el pragmatismo, por una visión más completa del ser humano. Estas disciplinas deben ser una piedra angular donde se cimente una democracia real, porque la vida social necesita de individuos pensantes y virtuosos para su realización plena.

Creo sin duda, que una sociedad donde no se le dé ninguna relevancia a la filosofía y al arte, está en un riesgo muy grande de erosionar las bases para su propia subsistencia o al menos la de una paz real. En la democracia el poder precisamente reside en el pueblo, un pueblo no educado y no pensante es uno muy fácil de engañar y por lo tanto que se desemboque en alguna distorsión tiránica de gobierno. Los ciudadanos no educados en estas áreas son más proclives a caer en las armas de la retórica o del populismo, siendo presas fáciles de demagogos y sofistas autoritarios. Este mismo punto rescaté en mi anterior articulo cuando expuse como los hombres “no pensantes” son los que fundamentan la banalización de los males o surgimiento de los totalitarismos, y no precisamente los malvados.

Es claro que, en nuestro país, la educación pública no ha logrado llegar a toda la gente y que muchos que viven en situaciones marginales no pueden acceder a ella en ningún sentido. Fuera ingenuo e injusto pretender reclamarle a muchas personas la falta de interés por disciplinas como la filosofía o el arte, si como sociedad no le hemos dado la oportunidad de educarse en general. Sin embargo, este vacío entorno a la educación filosófica no es algo precisamente exclusivo de la falta de formación académica de algunos ciudadanos, sino más bien una realidad presente en todos los niveles de nuestra sociedad y consecuencia de una cultura incapaz de valorar esta misma.

Nuestra sociedad no tiene tiempo para formarse y cultivarse en estas disciplinas, precisamente porque la mayor parte del sistema educativo prioriza exclusivamente la lógica del mercado y porque no damos individualmente una atención debida a nuestra formación interior. Estamos la mayor parte del tiempo obnubilados por el presente y por el entretenimiento, que se muestra en forma de la inmediatez de las redes sociales y los apuros cotidianos de la vida.

Difícilmente, daremos espacio para la filosofía, la literatura y el arte en nuestras vidas  si  no abandonamos un enfoque totalmente pragmático y utilitarista. Y es que no darles prioridad a estas disciplinas es simplemente el síntoma de no reconocer lo importante que son. Creo que en última instancia aquello que algunos pueden considerar “inútil” es el antídoto al caos que vivimos. Es tarea de cada individuo examinar sino hemos caído en ese adormecimiento y hemos sepultado en él la oportunidad de formarnos con mayor rigor.

 

Lic. en Economía y Negocios, Master en Psicología y Comportamiento del Consumidor

 

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Educación Filosofía Opinión

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