La creencia es catalogada como un estado mental cuando se considera que algo es verdadero, aunque no estemos plenamente seguros o seamos capaces de demostrarlo. En términos generales, todos tenemos creencias acerca de la vida y el mundo (cosmovisiones). Desde esta perspectiva una creencia es una posición epistemológica no científica del sujeto frente a la realidad, basada en percepciones, prejuicios, modas, religión, opiniones, gustos, etcétera.
En el mundo político las creencias son un elemento central, las cuales se alimentan o refuerzan con fotos, videos, mensajes, memes; de hecho, los políticos rehúyen de los datos y suelen ser enemigos de lo académico, ya que la evidencia puede destruir sus castillos de naipes.
Junto a las creencias también se analiza el “sesgo de confirmación” como la tendencia a favorecer, buscar, interpretar, y recordar, la información que confirma las propias creencias o hipótesis, dando desproporcionadamente menos consideración a otras posibles alternativas. Se trata de un tipo de sesgo cognitivo y un error sistemático del razonamiento inductivo. Las personas muestran esta tendencia cuando reúnen o recuerdan información de manera selectiva, o cuando la interpretan sesgadamente. Algo también muy común también en la política o la religión…
El sesgo de confirmación es un ejemplo de cómo los humanos a veces procesan la información de manera ilógica y sesgada. Muchos factores que las personas desconocen pueden influir en el procesamiento de la información. Algunos autores señalan que los humanos tienen dificultades para procesar la información de manera racional e imparcial una vez que han desarrollado una opinión sobre el tema; y esto está a un paso del “fanatismo”.
Una explicación de por qué los humanos son susceptibles al sesgo de confirmación es que es una forma eficiente de procesar información. Los seres humanos son bombardeados con información en el mundo de las redes sociales y posiblemente no pueden tomarse el tiempo para procesar cuidadosamente cada pieza de información para llegar a una conclusión imparcial.
Otra razón por la que las personas muestran un sesgo de confirmación es para proteger su autoestima. A las personas les gusta ser aceptadas o sentirse bien consigo mismas y descubrir que una creencia que valoran mucho es incorrecta hace que las personas se sientan mal consigo mismas o sean rechazadas. Por lo tanto, la gente buscará información que apoye sus creencias existentes. Otro motivo es la precisión. Las personas quieren sentir que son inteligentes, y la posible información que sugiere que uno tiene una creencia inexacta o que tomó una mala decisión sugiere que carece de inteligencia.
Así, la gente realiza búsquedas en las distintas redes sociales para reforzar sus creencias y encontrar puntos de vista que fortalezcan sus ideas, obviando cualquier otra referencia contraria.
Los experimentos de psicología social han encontrado en repetidas ocasiones que la gente tiende a probar hipótesis de un modo unilateral, buscando pruebas compatibles con la hipótesis que mantienen en un momento dado. En lugar de buscar entre todas las pruebas relevantes, se hacen preguntas formuladas de modo que una respuesta afirmativa apoye su hipótesis.
Un insignificante cambio en la formulación de una pregunta puede afectar al modo en el que la gente busca entre la información disponible y de ahí las conclusiones que alcanzan. Esto se demostró usando un caso ficticio de custodia infantil. Los sujetos leyeron de múltiples maneras que el padre “A” era razonablemente adecuado para ser el tutor de un menor. Mientras que el padre “B” tenía una mezcla de cualidades destacadas positivas y negativas: una relación cercana con el niño, pero a su vez un trabajo que le alejaría de él durante períodos largos. Cuando los investigadores preguntaron: «¿Qué padre debería tener la custodia del niño?», los sujetos participantes buscaron atributos positivos y una mayoría escogió al padre B. Sin embargo, cuando la pregunta era «¿a qué padre se le debería negar la custodia del niño?» buscaron atributos negativos, pero de nuevo una mayoría contestó que el padre “B”, lo que implica que el padre “A” debería tener la custodia.
Existe también el efecto Dunning-Kruger, un sesgo cognitivo por el cual las personas con conocimientos o competencias limitadas sobrestiman en gran medida su propio conocimiento o competencia frente a otras personas en general. Según los investigadores David Dunning y Justin Kruger, probaron las habilidades de cuatro grupos de adultos jóvenes en diversos dominios; los resultados respaldaron sus predicciones de que, en comparación con sus pares más competentes, "las personas incompetentes sobreestimarán drásticamente su capacidad y desempeño en relación con los criterios objetivos". Esto también le suele pasar a la mayoría de políticos legos.
Las creencias se van construyendo en el proceso de plasticidad cerebral; una persona al final termina siendo lo que es en realidad, pero también lo que cree ser y lo que los demás creen sobre él; si a un niño (a) le decimos que es tonto muchas veces él lo terminará creyendo y reforzando, pero si lo estimulamos y destacamos sus capacidades, probablemente logre una autoestima más elevada y fortalecida para su futuro. Muchos docentes etiquetan rápidamente a sus buenos y malos estudiantes, y a la hora de una evaluación luego de un periodo amplio de tiempo, ni revisan los resultados del estudiante “inteligente” o dudan cuando un estudiante de bajo rendimiento obtiene un buen desempeño. Así funcionan las creencias.
En las teorías del psicólogo cognitivo Albert Ellis (ABC: Activating event; Beliefs; Consequence) son las creencias las que determinan las formas de actuar, bajo el principio de Epícteto:” no son las cosas lo que nos perturba, sino la interpretación que hacemos de ellas”, o como diría Jiddu Krishnamurti: “Vemos las cosas como somos, no como son…”.
Y recuerde: Nunca, pero nunca, discuta con un fanático o idiota con creencias distorsionadas o irreales; te bajan a su nivel y te ganan por experiencia. Hay que dejar que la realidad les rebase y esperar los datos que no mienten.
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Investigador Educativo/opicardo@asu.edu