Luego de que varios jugadores del Querétaro recibieran amenazas de muerte, posterior a los actos de violencia ocurridos en La Corregidora el sábado pasado, ayer volvieron a disputar un partido de fútbol, en la vuelta de la Primera División azteca.
Lo hicieron bajo estrictas medidas de seguridad y con un dispositivo para poder salvaguardar su integridad.
El mayor Alejandro Hernández Gutiérrez detalló que "desde que llega el equipo a Aguascalientes se le pone seguridad desde la entrada. Depende de dónde vengan en las puertas de acceso, desde ahí se les proporciona seguridad con policía municipal, estatal", sostuvo. Además, añadió que en ocasiones se ha llegado a necesitar el apoyo de la Guardia Nacional.
Sobre las amenazas a los jugadores del Querétaro, el mayor destacó que "las tomamos en serio. En temas de seguridad sabemos que no existen segundas oportunidades y nunca debemos de bajar la guardia".
Afortunadamente, nada pasó con los jugadores ni en general en el encuentro que los Gallos del Querétaro perdieron anoche por 1-o contra el Necaxa.
Durante el juego, el partido fue detenido al minuto 62' como un gesto y recuerdo de lo ocurrido el sábado pasado, cuando el partido entre Querétaro y Atlas tuvo que suspenderse en el estadio La Corregidora luego de salvajes ataques entre aficionados que dejó más de 20 heridos, algunos de gravedad.
El encuentro se celebró a puerta cerrada (sin aficiones) como medida especial y en relación a los disturbios del fin de semana. Ya antes, la Liga había dictaminado que quedaron prohibidas las barras visitantes en los partidos, pero el ayuntamiento de Aguascalientes no otorgó el permiso en el estadio Victoria (sede del duelo de anoche) para que hubiese al menos afición local.
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