La crisis que agita al fútbol español escaló, el viernes, cuando casi todas las campeonas del mundo exigieron más cambios para regresar a La Roja, al tiempo que un juez le prohibió a su expresidente Luis Rubiales acercarse a Jennifer Hermoso, durante la investigación por su beso forzado en el Mundial Femenino.
"Los cambios que se han producido no son suficientes para que las jugadoras se sientan en un lugar seguro, donde se respete a las mujeres, se apueste por el fútbol femenino y donde podamos dar nuestro máximo rendimiento", indicaron 21 de las 23 campeonas del mundo en un texto difundido por la doble Balón de Oro y firmante del mismo Alexia Putellas, en las redes sociales.
"Se requieren cambios contundentes en los puestos de liderazgo" de la Federación, todavía en manos de personas de la confianza de Rubiales, agregan en el texto firmado en total por 39 futbolistas, casi a la misma hora en que la nueva seleccionadora femenina, Montse Tomé, debía dar la lista para los partidos de Liga de Naciones contra Suecia y Suiza.
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Finalmente, la lista no será publicada este viernes, dijeron fuentes federativas, sin especificar una nueva fecha probable.
Para volver a vestir La Roja, las jugadoras piden la "dimisión del presidente" interino Pedro Rocha, así como la "reestructuración del organigrama de fútbol femenino" y del gabinete de presidencia y la secretaría general.
La RFEF reiteró, tras el comunicado de las jugadoras, su "compromiso absoluto y real para seguir acometiendo cambios imprescindibles que recuperen el funcionamiento de la entidad", pero pidió tiempo para llevarlos a cabo.
El anuncio de las futbolistas volvió a convulsionar el fútbol español, donde algunas voces se habían mostrado optimistas en los últimos días sobre el regreso de las internacionales, tras la destitución la semana pasada del exseleccionador, Jorge Vilda, cuyos métodos habían sido criticados por las jugadoras, y la esperada dimisión el domingo de Luis Rubiales al frente de la Federación.
El ya exdirigente fue interrogado el viernes como investigado en la causa abierta por un presunto delito de "agresión sexual", derivado del beso forzado que dio a la jugadora Jennifer Hermoso el 20 de agosto, durante la entrega de medallas del Mundial, y que desató una ola de indignación internacional.
Tras su declaración, realizada a puerta cerrada, el juez Francisco de Jorge le impuso como medida cautelar que no pueda acercarse a menos de 200 metros a Hermoso -quien juega en el Pachuca mexicano- ni contactar con ella durante la instrucción.
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Según fuentes próximas a la Fiscalía, el exdirigente volvió a negar la falta de consentimiento en el beso. En una entrevista en la televisión británica, difundida el martes, Rubiales ya había asegurado que se trató de "un acto mutuo".
"No fue intencionado. No había connotación sexual de ningún tipo, sólo fue un momento de felicidad, la gran alegría del momento", afirmó. "Mis intenciones eran nobles, 100% no sexuales, 100%, repito 100%", reiteró.
Su versión choca, sin embargo, con la de Jenni Hermoso, quien ya había indicado que se sintió "vulnerable y víctima de una agresión" cuando recibió el beso, que a su juicio se trató de "un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento", y presentó una denuncia la semana pasada.