Kylian Mbappé, el jugador con el que sueña el madridismo, se convirtió en su pesadilla en los octavos de final de la Champions y colocó al París Saint-Germain en una situación favorable para avanzar a cuartos, tras el 1-0 de este martes.
Su gol en el descuento fue el colofón de un recital en el que trajo a maltraer a la defensa merengue, que se salvó de una peor suerte gracias al acierto de Thibaut Courtois, que firmó varias paradas, incluido un penalti a Leo Messi provocado por Mbappé.
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El francés, que muchos sitúan ya en el Madrid, demostró que la cabeza sigue en su actual equipo y que su determinación es ganar la Liga de Campeones con los franceses. Lo mejor para el Madrid fue el resultado, remontable en la vuelta, aunque los blancos la afrontarán sin Casemiro y Mendy, amonestados y que cumplirán sanción.
Mbappé, coreado por los pocos madridistas que acudieron al estadio al inicio del encuentro, les amargó la noche con constantes ocasiones de peligro, mucho más inspirado que Messi, lejos de su nivel habitual. Fue el estilete del dominio francés, en todas las líneas, con una victoria táctica de Pochettino sobre Ancelotti, atenazado en su esquema, sin recursos para responder a uno de los mejores partidos del PSG esta temporada.
No funcionó nada en el Madrid. El centro del campo que tantas alegrías les ha dado, se vio superado. Al Madrid se le marchaba el partido por la izquierda, el reino de Mbappé, quien, a falta de Messi y Neymar, él es quien provoca el miedo en el equipo francés. Convirtió en casi nada a Carvajal, obligado a achicar en cada momento, desarbolado en un par de ocasiones que pidieron acabar en gol. Ya a los 18’ el propio Mbappé se encontró con un inspirado Courtois.
El Madrid estaba a la merced de un PSG que, contrario a su costumbre contra rivales grandes, llevó el peso del duelo, aunque solo con la cuchilla de Mbappé pudo hacer sangre en la zaga blanca. Los de Ancelotti aguantaron, lo que no era una mala noticia sabiendo que el veredicto se dictará en tres semanas en el Bernabeu.
Lo empeoró la amarilla que vio Casemiro por una entrada a Verratti, que le impedirá jugar en la vuelta, por lo que el Madrid pierde a una de sus piezas maestras en el centro del campo. Tocó arrebato Pochettino tras el descanso a lomos de un Mbappé que recibió en el 50’ un pase de Hakimi en el borde del área chica y que este remató en desequilibrio, pero volvió a toparse con el meta belga del Madrid.
El PSG ganó en intensidad y el Madrid se vio más y más superado, encerrado a una épica defensa, sin recursos para sacar la cabeza ante el impulso francés. Mbappé siguió abusando de Carvajal y a la hora de juego se escapó del defensa, que lo derribó en el área.
Messi lanzó el penalti y agrandó la leyenda de un Courtois decidido a dejar intactas las opciones de su equipo de cara a la vuelta. El argentino no tiene suerte en los penaltis en el Parque de los Príncipes.
La grada flaqueó y Pochettino decidió reactivarla poniendo en el tapete la bala que se había guardado, Neymar, dos meses y medio ausente, teñido de rubio platino para su retorno, jaleado por una grada para la que nada es suficiente.
El brasileño provocó una falta en el borde del área que suponía otra ocasión para que Messi se reconciliara con la grada. Pero no era la noche del argentino. Era la de un Mbappé que se consagró ante el que puede ser su futuro equipo.