Hace un par de días una orden ejecutiva del presidente Biden mandó al gobierno de Estados Unidos a regular el uso de las criptomonedas en ese país y a la Reserva Federal a considerar la creación de una criptomoneda ligada al dólar. Mucha gente se sintió confundida, protestando que hace unos pocos días el mismo gobierno de Estados Unidos había hablado mal del Bitcoin y hoy decía que los iba a emitir. Este momento ya lo hemos vivido. Reaccionando a un momento similar, en el que los bancos centrales y autoridades monetarias de varios países habían dicho que iban a regular estrictamente al Bitcoin mientras anunciaban que emitirían criptomonedas propias, escribí hace meses un artículo en el que expliqué cómo las autoridades no están siendo hipócritas al hacer estas dos cosas, que no son contradictorias. El artículo (llamado Las Criptomonedas de Bancos Centrales) está bastante claro y pensé en simplemente reproducirlo, pero luego pensé que era mejor dar la dirección del link en internet https://www.elsalvador.com/opinion/observadores/bitcoin-criptomonedas-bancos/866026/2021/ para que cualquiera pueda leerlo y en este explicar las mismas cosas de una manera un poco distinta.
Para esto es necesario recordar que hay dos tipos de criptomonedas: las que no tienen un valor definido en términos de dólares (o euros, o libras, etc.), y las que lo tienen. El más famoso de las que no tienen valor definido es el Bitcoin, que cambia constantemente de valor. Si usted, por ejemplo, hubiera enviado el pago de un automóvil de $42,239.70 a media noche del jueves, al presentarse al cobro 9 horas después, al abrirse las casas de moneda y los bancos, el pago sólo sería de $39,235.30. El vendedor del carro le exigiría que pagara $3,004.40 adicionales. Igual le hubiera pasado si el precio de los Bitcoins hubiera subido. El banco le hubiera tenido que retornar parte de su pago. ¿Se imagina usted el estado de confusión y de trabajo adicional que tendría que hacerse si los envíos de dinero se hicieran en Bitcoins?
Por eso, en la inmensa mayoría de los envíos de dinero a través de criptomonedas no se hacen con Bitcoins, ni siquiera en el sistema de Chivo, sino con el otro tipo de monedas, las que conservan un valor fijo en una moneda real, que se llaman “criptomonedas estables” (“crypto stablecoins”). En estos sistemas la persona que quiere enviar dinero (digamos, en San Francisco) le da sus dólares a una empresa de criptomonedas estables (como la que maneja Chivo), que toma el dólar en custodia, y manda un impulso electrónico que es la moneda estable, y que al llegar a su destino, el beneficiario, puede cambiar en un ATM o en las oficinas de la misma empresa, por dólares. Pero fíjese bien que lo que esta empresa mandó no fueron dólares, sino una orden para que le paguen cierta cantidad de dólares al beneficiario en el lugar de destino. Lo que viaja es una orden de pago. Esa orden la recibe el ATM o los cajeros de la empresa.
Por supuesto, usted ya se preguntó: ¿Y cómo llegó el dólar al ATM? La respuesta es que a través del sistema bancario. La empresa que mandó la criptomoneda tiene una cuenta con un banco en la que mantiene un saldo en dólares con el que paga el dólar que recibió en San Francisco. Chivo dice que envía Bitcoins porque al llegar la orden de pago el beneficiario puede pedir que ese pago se lo den en Bitcoins o dólares, pagando una alta comisión.
Con su variabilidad, el Bitcoin presenta otro gran problema: es peligroso para los bancos tener activos o pasivos (créditos o depósitos) en Bitcoins. Si, por ejemplo, el banco tiene depósitos en Bitcoins, y el precio de éstos sube, el banco tiene pérdidas porque después de la subida les debe más a los que le habían depositado. Con eso puede quebrar un banco.
La manera de contrarrestar este peligro es que el banco tenga un Bitcoin en créditos por cada Bitcoin en depósitos, de modo que si el Bitcoin sube de precio, el banco le debe más a los depositantes pero los depositantes le deben más al banco. Suena bien, pero este procedimiento esconde un riesgo enorme para los bancos porque puede ser que el precio del Bitcoin suba tanto que los que le deben al banco no le puedan pagar. Así, si usted hubiera tomado un crédito de un Bitcoin para pagar un carro por $41,049 el 28 de septiembre de 2021, el 8 de noviembre ese crédito sería equivalente a $67,580. Usted habría perdido $16,000 que probablemente no podría pagar. Al no poder cobrar sus créditos, los bancos también pueden quebrar.
Creo que a este punto ya tenemos claro por qué los gobiernos quieren regular el uso de los Bitcoins, especialmente en su contacto con los bancos. Si en una caída o una subida de precios usted pierda la camisa, ese es su problema. Es diferente cuando lo hace un banco, que se pasa llevando a todos sus depositantes, poniendo en peligro todo el sistema de pagos.
Ahora podemos pasar a las criptomonedas de los bancos centrales. Por supuesto, los bancos centrales nunca emitirían un activo especulativo que puede fluctuar como el Bitcoin. Van a emitir criptomonedas estables que, como son emitidas por un banco central, son como efectivo. Los de la Reserva Federal serán dólares que en vez de estar impresos en papel estarán “impresos” electrónicamente, identificados con una clave para que no puedan ser falsificados (de allí viene la palabra cripto con la que se identifican estas monedas electrónicas). Diferente de las monedas estables que emiten empresas privadas, estas monedas no serán órdenes para que un banco las pague, sino dólares en todo su valor.
Por supuesto, las criptomonedas estables privadas presentan un riesgo grande también. ¿Qué pasa si la empresa a la que le dio usted el dólar en Estados Unidos no lo usa para mantener dólares con qué pagar en El Salvador, sino que se lo gasta en otras cosas? El pago no se puede hacer, y la orden de pago no vale nada. Es por eso que hay que regular que las empresas que hacen esto tienen que guardar como reservas todos los dólares que les dan sus clientes, para podérselas devolver después a través de entregarlos a los beneficiarios. Esta regulación es la que la Fiscal General del Estado de New York encontró que Bitfinex y Tether habían violado al faltarles $850 millones de reservas, dinero de sus clientes que habían usado para otras cosas. El dólar electrónico real, de la Reserva Federal, será un pago directo como si usted hubiera ido a New York a darle el billete de cien dólares a su tío al que le manda dinero. El tío no tendrá que ir a ningún lado a hacerlo efectivo. Ya será efectivo. Así, puede darse cuenta de por qué los Bitcoins son peligrosos y hay que regularlos, y por qué los bancos centrales no están siendo hipócritas al decir que hay que regularlos y al mismo tiempo diciendo que van a crear algo muy distinto al Bitcoin.
Máster en Economía
Northwestern University