María D., de 33 años, es procesada por abandono y desamparo de su hija en un proceso judicial donde la menor es víctima de una supuesta agresión sexual.
La noche del sábado pasado, agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) llegaron a la vivienda de la señora en Soyapango, con una orden de captura en contra de su esposo Wilber A.
El hombre es acusado por laFiscalía general de la República por el delito de agresión sexual en menor e incapaz en contra de su hijastra.
Sin embargo, María se negó a representar a su hija alegando que no creía en la denuncia de la menor de haber sido agredida sexualmente por el padrastro.
Por tanto, la mujer fue detenida por abandono y desamparo de su hija.
En la audiencia inicial el Juzgado Cuarto de Paz de Soyapango ordenó que la mujer permanezca en libertad mientras sigue el proceso en su contra, pero para ello le dictó reglas que deberá cumplir.
Entre ellas María debería presentarse a firmar cada quince días al Juzgado Segundo de Instrucción de Soyapango, no cambiar de domicilio, no salir del país y no acercarse a su hija, quien actualmente está viviendo con una amiga.
El padrastro de la víctima enfrentará la acusación por agresión sexual en menor e incapaz agravada.
Revictimización
La investigación “ La cultura de la violación: Factores estructurales y culturales” realizada por Ormusa, señala que entre los mitos y prejuicios que abonan a la prevalencia de la violencia sexual contras las niñas y mujeres en El Salvador está la descalificación de la víctima y su testimonio y la ética sexual del silencio.
“Existen muchos casos en que la violencia sexual se da en el ámbito familiar, realizado por el padre, hermano, tío, primo, abuelo, que no son denunciados, y que se culpabiliza a la víctima por la violencia sufrida y por la consecuencia que traería para el agresor si denuncia”, destaca el estudio.
El documento agrega que en muchas ocasiones al no romper el silencio de la agresión por “lealtad familiar” las víctimas son forzadas a convivir con sus agresores”.