Por L. Puente
Alrededor del mundo hay miles de salvadoreños que desde hace algún tiempo migraron y que cuando gozan de sus vacaciones no dudan en elegir su país de origen como destino. Entre risas y abrazos, en el Aeropuerto Internacional de El Salvador -diariamente- decenas de compatriotas son recibidos por sus familiares o amigos.
Tal es el caso de Mauricio Guerra, un santaneco que llegó al país el pasado miércoles y esperaba con muchas ansias este viaje, no solo para abrazar y compartir con su familia; sino también para degustar de los deliciosos platillos típicos.
En este sentido, como la mayoría de familias que vuelven a la ciudad que los vio nacer, para Guerra no puede faltar la parada en Olocuilta -un municipio del departamento de la Paz- considerado la cuna de las pupusas de arroz, aunque también se pueden encontrar pupusas de maíz.
“Vine a pasar tiempo con mi esposa y mis primos. Ya desde hace un año que estaba esperando la fecha de mi vuelo. No saben cuanto extrañaba las pupusitas de Olocuilta, con una Coca-Cola de vidrio, bien heladita. No hay nada en el mundo que se le compare”, dijo.
Y es que, las pupusas son el platillo número uno del país y la idea que tiene este santaneco respecto a estas es concebida por la mayoría de salvadoreños, incluyendo a doña Ana del Carmen de García, capitalina que también retornó al país para pasar sus vacaciones. Ella asegura que “lo que más se extraña fuera de las fronteras nacionales son las pupusas”.