Por L. Puente
Un fin de semana especial comienza con la planeación de un delicioso asado y es que nada define mejor un buen momento en familia o entre amigos, que una cita alrededor del asador y la mesa.
“Hagamos la carnita asada”, se dice comúnmente para cerrar este compromiso y para ello, siempre hay algún pretexto: cumpleaños, despedidas, nuevos logros o por el simple hecho de prender el carbón y disfrutar.
De acuerdo con Arturo Castaneda, un salvadoreño que rigurosamente los últimos domingos de cada mes organiza una exquisita carne asada en familia, este tipo de reuniones crea vínculos inolvidables y sensaciones de felicidad indescriptibles. "En los meses que hay cumpleañeros, aprovechamos la ocasión para celebrar; si no únicamente platicamos y salimos más felices de como llegamos”, detalla.
Esta tradición que conserva la admirable familia, de origen sonsonateco, inició hace 13 años con Manuel Castaneda, padre de los dos hermanos Castaneda, quien se encargó de enseñar a sus hijos el valor de los momentos familiares y los secretos de la preparación de asados; pues se trata de un proceso que también requiere dedicación y atención especial de parte de todos.
El evento de los Castaneda comienza alrededor de las 12:00 del mediodía, dando ánimo al parrillero, función que realiza Arturo (el mayor de los hermanos). Por su parte, Marcos -el menor de los Castaneda- se encarga de llevar los complementos para el plato: papas, aguacate, cuajada, tortilla frita y chirmol.